La sombra de un algo se introdujo con mucho tiempo de anticipación. Recorrió todos los rincones del lugar.
Vio las posibilidades, los pros y los contras, todo era perfecto. Aquella noche de viernes debía ser. Lo había maquinado desde hacia varios meses atrás. No debía fallar. Tendría que ser preciso, conciso y contundente…
Los nervios se veían venir, no era pieza fácil. Tan solo era dar tiempo al tiempo.
Una a una fueron llegando sus víctimas, como corderitos listos al matadero.
Quería estar seguro de todo. Apagó las luces, cerró puertas y ventanas, que no se escuchara el mínimo sonido…
Ya todos adentro, empezó la danza macabra, unos pedían y otros daban lo mejor de sus facetas.
Al final uno a uno fueron cayendo ante el fuerte nudo de la tragedia.
Hora y media duró la agonía de los infieles, mientras el pueblo entre gritos vivas pedía más. La barbarie terminó…
Fue una catarsis ver como los muertos al final se levantaron…
Es que era una obra de teatro.
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