Cómo fueron las primeras postulaciones del escritor argentino
Borges y el Nobel: dos senderos que se bifurcaron
Los archivos desclasificados de la Academia Sueca confirman que fue candidato al mayor premio de la literatura universal por primera vez en 1956 y que desde 1962 sumó sucesivas candidaturas hasta 1967, año en que su obra fue desechada por el mismísimo presidente del Comité Nobel.
La Academia Sueca hace públicos los debates del Premio Nobel medio siglo después de ocurridos. Así, por caso, para conocer los pormenores de la elección de Kazuo Ishiguro habrá que esperar hasta 2067. La desclasificación de los archivos, que se puede consultar en la web del Premio Nobel, permite constatar los avatares de Jorge Luis Borges, uno de los escritores no premiados más famosos de la historia del galardón, cuya relación con la Academia quedó al descubierto en 1967, cuando se eligió al guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el autor de El Aleph fue considerado como “demasiado artificial”.
El profesor René Etiemble, de la Universidad de Montpellier, fue el encargado de proponer el nombre de Borges en 1956, la primera ocasión en que se debatió su obra. Ya estaba ciego desde hacía un año y la Revolución Libertadora lo había reivindicado nombrándolo director de la Biblioteca Nacional. Aquel año el ganador de ese año fue el español Juan Ramón Jiménez, el autor de Platero y yo.
Borges fue candidateado por segunda vez en 1962. Habían pasado seis años, y en aquella oportunidad su nombre fue propuesto por un miembro de la Academia, Henry Olsson. El Nobel fue para el norteamericano John Steinbeck. Olsson volvió a proponer a Borges en los dos años siguientes. El poeta griego Giorgios Seferis lo ganó en 1963, y Jean-Paul Sartre lo recibió en 1964. Ese mismo año la revista L’Herne, de Francia, lo consagró en su tapa.
En 1965, la cuarta candidatura consecutiva de Borges fue impulsada por el PEN Club de Suecia y Raimundo Lida, profesor de Lenguas Romances en la Universidad de Harvard, donde el autor de Ficciones daría clases a finales de la década. Ese año el premio fue para el ruso Mikhail Sholojov, y Borges empezó a construir la “antigua tradición sueca”, según la cual sería «el futuro Nobel, pero siempre futuro”.
Los archivos del Nobel consignan que en 1966 también hubo una doble nominación, esta vez a cargo de Eugenio Florit, profesor de español en Columbia; y Paul Bénichou, otro colega de Harvard. Ese año, la Academia dividió el Nobel entre el israelí Shmuel Agnon y la alemana Nelly Sachs.
En 1967, tras tres nominaciones consecutivas, Miguel Ángel Asturias se convirtió en el segundo Nobel de la literatura latinoamericano (el primero había sido para la chilena Gabriela Mistra)l.
La progresiva desclasficación de archivos permitirá corroborar, en los próximos veinte años, cuántas candidaturas tuvo Borges hasta el final de su vida. Pero algo parece ser cierto: su nombre perdió las chances que le quedaban tras su visita al dictador chileno Augusto Pinochet, a quien consideró «un caballero». A partir de entonces, quedó claro que nunca obtendría el Nobel, amén de las críticas del longevo presidente del comité Nobel, Anders Osterling, quien consideró a Borges «demasiado exclusivo o artificial en su ingenioso arte en miniatura».
Fuente: Página12 [https://www.pagina12.com.ar/88511-borges-y-el-nobel-dos-senderos-que-se-bifurcaron]
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