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Danilo Santos

Dentro del gobierno empiezan a vivirse episodios de rebeldía contra el Presidente y sus decisiones, la opinión pública ha conocido de propia boca del Vicepresidente, su desacuerdo con varias decisiones, su tibieza ha hecho que pase desapercibido. Sin embargo, es en el Ministerio de Salud donde la disidencia cobra relevancia. En varias ocasiones, desde viceministerios que están en la primera línea de combate contra el Covid19, han propuesto medidas de contención y han sido ignorados, han dicho, incluso en reuniones con el Presidente, que sus aportes no han sido tomados en cuenta. Por si fuera poco, que se les ningunee, Giammattei los pone como carne de cañón frente a la prensa y la opinión pública. Es tal la animadversión que ha generado el Presidente, que tuvo que recurrir a un exministro de Salud removido porque la crisis lo superó, pero es leal.

Más allá de la incondicionalidad del gobernante al empresariado, pareciera que el ciudadano Presidente padece del síndrome de Hubris, el cual se define como adicción al poder. Esta condición les hace creer a quienes las padecen, que son capaces de realizar grandes tareas y creen saberlo todo y que de ellas se esperan grandes cosas, todo esto los hace actuar yendo más allá de la moral ordinaria.

Por si fuera poco, Giammattei encaja también en el trastorno del líder peligroso, el cual se aplica a personalidades destructivas, las conductas que se observan en estas personas son la indiferencia; por ejemplo, ante la muerte de sus iguales. También denotan intolerancia, practican la censura y toleran la violencia de los cuerpos de seguridad. Se engrandecen a sí mismos autonombrándose “unificadores del pueblo”. Sobrestiman el poder que poseen para resolver los problemas del gobierno y, se identifican con la religión y el nacionalismo proclamando un “gran plan” para el pueblo.

Lamentablemente el personaje que dirige el Ejecutivo encaja perfectamente en lo relatado, ya no es una cuestión de episodios aislados de su personalidad, hay una constante que apunta a negar la realidad nacional y culpar a otros de sus errores. Por otro lado, se muestra como un tirano frente a quienes están bajo sus órdenes, y aunque tenga la guerra perdida (contra el Covid), pide sacrificios indecibles al personal de salud.

El cansancio en los servicios de salud es monumental, con una ocupación del ciento cuarenta por ciento en hospitales y con proyecciones que nos dicen que la situación se pondrá aún más grave, que las ocho personas que han muerto en la calle en un mes es solo el principio, es entendible que desde dentro del gobierno se empiece a tener descontento con el Presidente de la República. Al final, si Giammattei renuncia o lo sacamos mañana, la pandemia seguirá, el esfuerzo del Sistema de Salud seguirá siendo el mismo, la diferencia es que sin un enfermo al frente del gobierno, tendremos mayores posibilidades de decidir a favor de la salud de la población y no solo de la economía de algunos.

El Presidente se tiene que ir, es un líder peligroso y ha demostrado ser incompetente y estar al servicio de una élite y no del bien común. El sistema tiene que cambiar para no tener otro líder igual dentro de dos años.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente: [https://lahora.gt/giammattei-es-un-lider-peligroso]

Danilo Santos Salazar