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Manifestar sí, alardear no

Rolando Enrique Rosales Murga

Los acontecimientos de los últimos días entorno al presidente y los diputados que se negaron a quitarle la inmunidad se han traducido en verdadera ira popular. La gente de diferentes departamentos se ha unido en un clamor a una sola voz que busca luchar contra la corrupción. El soberano, que se compone de la ciudadanía ha salido a las calles a clamar porque la corrupción le ha llevado al hartazgo. Miles de personas marchan por la ciudad capital en acto de civismo y manifiestan para que el presidente y los ciento cuatro diputados que votaron por no quitarle el antejuicio renuncien a sus cargos. Por su parte, los gobernantes aseguran poseer legitimidad para ejercer el cargo. La legitimidad pasiva, que da la ley a lo mejor, pero han perdido la legitimidad pasiva, que da el ser aceptado por quienes los designaron en el cargo. Si el pueblo los ha elegido, el pueblo también los puede quitar.

Que esta manifestación sirva para luchar no solamente por la remoción de Jimmy Morales, sino para buscar una forma más justa de vida. De nosotros depende en este momento el futuro que le dejemos a nuestros hijos. Lo que voy a referir es algo que causa divisionismo y no tiene razón de ser. Manifestar es bueno, es saludable políticamente, pero alardear de andar manifestando, buscar alguna clase de protagonismo y tratar como menos a quien aún no decide unirse sólo son nuestras de egolatría, y no es egolatría lo que necesitamos en estos momentos, sino compromiso para luchar en contra de la corrupción. Hago el comentario ya que he visto personas que buscan atacar a quienes no han salido a manifestar a través de redes sociales, escribiendo que ellos sí van, y que los que no son como ellos son bazofia. Estos no son distintos de los corruptos, que sólo hacen obras cuando les ven.

Si queremos un cambio verdadero empecemos por respetarnos. Si queremos que la gente se una, hay que invitarla con persuasión y no con amenazas. Que este díaSea de fiesta para el pueblo, y que logremos derrocar al corrupto títere de los poderes fácticos que han tenido al país cooptado. Se les va a acabar su gallina de los huevos de oro. Ya es tiempo que respondan por sus actos aquellos que han engordado sus cuentas bancarias mientras el pueblo famélico vive errabundo y en muchos casos sin dónde pernoctar.

Por cada lujo que ellos se han dado nosotros hemos tenido carestía. La sangre de vidas inocentes muertas por la violencia estructural, más fuerte que la violencia delincuencial (en nuestro caso son una sola ambas). Quiero terminar recomendando que si se ha convocado a marchar pacíficamente no hay que llevar armas ni buscar derramar sangre, pues esta es la forma de actuar de los represores, no seamos como ellos, demostremos nuestra coherencia y ética.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Rolando Enrique Rosales Murga
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