Ayúdanos a compartir

Javier Payeras

Volví con dos cervezas en la mano y quise buscar alrededor un destapador. «Son de rosca maestro», me dice Moisés con su humor sereno y tímido. Giré la tapita y listo, hicimos un brindis por Ambrose Bierce, el Gringo Viejo como le nombra Carlos Fuentes, Bierce el hombre que un día salió a caminar y no volvió, porque se cree que fue a unirse a las tropas rebeldes del México revolucionario y fue capturado, preso y fusilado por el ejército. Nunca se supo nada al respecto de su acto de desaparición. La plática nos absorbió completamente, sobre todo porque Moisés es uno de esos lectores que comenta con mucha profundidad sus percepciones de los libros, evitando los lugares comunes, porque su inteligencia está llena de una curiosidad sincera y erudita.

Pienso que Moisés Barrios guarda silencios prodigiosos como uno de esos seres borgeanos. Laborioso y alérgico a los protagonismos. Su ropa es similar al camuflaje de un artesano en un mundo de artistas con lentes de colores y sacos de diseño.
Lo recuerdo en la primera piñata que le hicimos a mi hijo, sentado junto a Rosina compartiendo un pedazo de pastel que tenía la forma de un Pikachu, Lo recuerdo hablándome de Jasper Jones en un ya lejano 1999. Lo recuerdo llegando a las muy pocas exposiciones en las que participé como artista visual. Pero ante todo lo recuerdo como amigo, sonriendo afectuosamente.

La vida pasa apresuradamente y es breve, nunca es demasiado tarde para decirle a los seres excepcionales que los queremos, que los respetamos y que los valoramos. Tampoco lo es para agradecer lo que nos han enseñado. Rosina Cazali me entregó un libro de Marshall McLujan, una linda edición de Paidós, le di un abrazo: «Es un libro que debes leer, te lo damos Moisés y yo». Sé que gran parte de lo que he aprendido lo he recibido de ellos y lo agradezco. Seres ejemplares en esa fraternidad que es la única prueba contundente de la existencia del amor, también en la constancia de avanzar por un mismo camino cruzando luz y sombra.

Ambrose Bierce dejó su libreta llena de anotaciones con textos inéditos, quizá escribió algo con otro nombre y en otro lugar… nunca lo sabremos. Moisés Barrios está entre nosotros y con eso basta para sentirnos agradecidos.

La vida pasa apresuradamente y es breve, nunca es demasiado tarde para decirle a los seres excepcionales que los queremos, que los respetamos y que los valoramos. Tampoco lo es para agradecer lo que nos han enseñado.

Fuente: [Facebook]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Javier Payeras
Últimas entradas de Javier Payeras (ver todo)