Carlos Figueroa Ibarra
Hoy el periodista José Rubén Zamora se encuentra en la cárcel que ha sido habilitada en el Cuartel Mariscal Zavala. Tuve la oportunidad de hacer una visita a esa cárcel hace unas semanas y pude percatarme que existen en ella diferentes secciones. Asumo que existe una parte verdaderamente privilegiada, en modo VIP, en el que especulo que podrían estar presos como el ex presidente Otto Pérez Molina y otros altos funcionarios de su gobierno que hoy enfrentan procesos por corrupción. El lugar en el que estuve de visita, es una ciudadela construida al interior del cuartel en la cual los reclusos tienen condiciones de vida aceptables.
Asumo que José Rubén Zamora no está en ninguno de esos dos sectores que he mencionado. Está en la zona de carceletas y no la está pasando bien. Está siendo hostilizado y el trato que le dan es el de la venganza. Hasta el momento en el que obtuve la información de su situación, lo tenían incomunicado, con visitas restringidas, en una bartolina aislada, con vigilancia de personal de elite. Lo han humillado y lo tienen más custodiado que a un peligroso criminal. Le han puesto un nylon negro en la malla frente a su celda para que no pueda ver el bosque que está en los alrededores y que tampoco él mismo pueda ser visto.
En algún momento las condiciones de la cárcel se endurecieron para los demás reclusos desde que el Director de elPeriódico llegó al reclusorio. Pareciera que sus perversos victimarios lo quisieran malquistar con sus compañeros de presidio. De hecho hay una campaña de odio por redes de la ultraderecha en la que lo llaman “el sicario de la pluma”
José Rubén Zamora está recibiendo un trato similar al que han recibido los presos políticos más odiados. Recibe el trato que en su momento le dieron a Nelson Mandela en Sudáfrica, el que recibió Abimael Guzmán en el Perú y el que ahora recibe Julian Assange en Estados Unidos. Resulta curioso el ensañamiento en tanto que José Rubén no es un personaje de confrontación radical con el sistema. Lo visualizo como un hombre de la derecha neoliberal y bastante próximo a los intereses de una parte significativa del establishment estadounidense.
Pero acontece que desde esa postura José Rubén Zamora resulta peligroso para el tipo de dictadura que está emergiendo en Guatemala. Esta dictadura es expresión de una gobernanza criminal asentada en la corrupción, el crimen organizado y la derecha neofascista. Así las cosas, en Guatemala no se necesita ser de izquierda para ser duramente reprimido. Basta con ser decente y estar en contra de la corrupción. Basta no estar de acuerdo en que la delincuencia organizada y de cuello blanco se convierta en la dueña del Estado. El bloque en el poder en Guatemala es una mezcla de intereses económicos espurios y paranoia anticomunista. José Rubén con sus denuncias ha tocado los intereses materiales de dicho bloque y es la extrema derecha la que ahora es la punta de lanza que intenta asesinarlo moral y judicialmente.
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