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***El Poeta no Tiene Quien le Escriba…***

Los años se le vinieron encima,

como una bola de nieve que se

deja caer desde una colina…

Que de tanto rodar y rodar

nadie sabe a dónde fue a parar.

Una neblina de olvidos promovidos

a nostalgias le picaban en la cabeza,

impidiéndole poner su concentración,

en aquello que añoraba su corazón…

Se preguntaba: ¿Cómo fue que empezó

a escribir? ¿Qué sentimiento le provoco

ponerse sobre los hombros tal empresa?

¿Cómo pretendió? Por un segundo invocar

a las musas que más de una vez,

guiaron la pluma que como espuma en el mar

de la poesía se tendió en la playa de hombres

como Neruda, Quevedo o García y Aragón

que escarbaron en el fondo del corazón.

La soledad fue su constante compañía

a lo largo de todos esos años…

Que hoy como repetidos regaños,

le reclamaban una y otra vez,

esas largas ausencia…

Esos escapes a la tierra de nadie,

ese levitar y levitar…

Que más de una vez le hicieron

volar directito a las estrellas.

El que le escribió a la vida e incluso

a alguna piedra en la que tropezó

y le hizo besar la tierra…

El cuyos versos le cantaron al amor

evocando la nobleza del espíritu.

El cuyas frases abrigaron los sueños

y anhelos de los enamorados,

hoy no tenía ni tan siquiera una carta

que al abrirla le quitara las telarañas del corazón

y le hiciera recordar los ojos de una doncella.

Y es que el poeta no tiene quien le escriba…

Su vida va a la deriva, como grito al vacio,

como el huérfano al hospicio…

En delirios que apelan a la razón,

sin encontrar contestación,

dejando muda a la inspiración,

en un grito que lo calla la desolación

y el olvido.

Mas esa misma inspiración es como

el viento que sopla la vela de la esperanza

y empuja su barca en un mar de soledades.

Poniéndolo a navegar en aguas vírgenes

y otras ultrajadas por la vanidad,

inspiración que se transforma en poesía

que viaja en sueños y realidades desveladas

y fantasmas amables…

Poesía que corre por las venas de la vida,

para llevar versos llenos de proteína y vitaminas,

que llenan de fortaleza las anémicas

frases de amor de esa generación que

ha puesto su pasión en la tecnología…

Ya que esos espíritus que llaman musas

les son esquivos pues no encajan en esos

mensajes enviados en claves del sistema binario.

El poeta no tiene quien le escriba…

Porque de tanto escribir a empezado a morir,

pues en cada verso entrego la vida.

Más de una vez pensó en dejar de escribir,

no porque no tuviera nada que decir,

si no porque no quería sonar triado en un

mundo que a los poetas mando a la tierra

del olvido…

El poeta no tiene quien le escriba…

Porque más de uno ha pensado

que en su entrega a raudales,

el era la fuente y olvidaron que el

solo era un medio que sin remedio

un día se marchitaría…

El poeta sigue esperando a que algún día,

una carta perfumada llegue a su buzón,

una llamada lo llene de emoción…

O un e mail le embarre los labios de miel.