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(soneto)

En mi vida la inicial madrugada

abrí los ojos en céfiro leve

hoy mi espíritu y corazón se mueve

fue ingenua por tu mano perfumada.

Agradezco a Dios desde esa alborada

dar a mi madre savia eterna y breve

fuerza entrega de vida, me conmueve

el testimonio su vida abnegada.

Son tus manos sagradas que yo siento

con tu tacto y cercanía un milagro

y burilaste en mi rostro el contento

Madre mía eres ara en ti deflagro

mis rezos daré de agradecimiento

que por tus manos a Dios me consagro

Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano

“Hombre de Maíz” Guatemala C.A.