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Mario Roberto Morales

Lo más interesante en el desarrollo de la actual pugna legalista intraoligárquica no lo constituyen las movilizaciones que con el pomposo nombre de “paro nacional” ocurrieron la semana pasada, sino la actitud de Giammatei respecto del despido del fiscal de la FECI, ante el cual se comporta como si se hubiera debido a una decisión unilateral de la fiscal general. Esta actitud abre la puerta a la posible destitución presidencial de esta señora (para paliar la actual crisis), a pesar de que, como es sabido, la razón del despido del titular de la FECI se debió a una petición expresa del mandatario a raíz de que aquél tenía en sus manos varios casos de corrupción en contra de éste. Dicho sea de paso, ese hecho hace del más impopular, inepto, corrupto y ridículo presidente de la historia de este malhadado país, también el más traicionero con sus colaboradores. La fiscal general es, pues, ya prescindible, con lo que esta crisis podría finalizar con su sustitución por otra persona afín al presidente y así se repetiría el esquema de hacer cambios para que todo siga igual y el arzuismo continuaría victorioso controlando a su antojo el Estado.

Esto empero no pasa de ser una mera posibilidad paliativa. Mientras el dionisismo no active sus netcenters para repetir, como en el 2015, el simulacro de derrocamiento popular de un presidente corrupto por medio de una revolucioncita de colores y un golpe de Estado blando, todo seguirá inmóvil hasta que la geopolítica dicte algún giro de decisiones para el Triángulo Norte. Está a la vista que ―a pesar de las movilizaciones populares recientes y de la presencia física de los dueños de oenegés en la socorrida plaza para sacarse las fotos que ilustrarán los informes a sus donantes a fin de asegurarse el flujo de sus fondos― el dionisismo no mueve un dedo para promover ninguna movilización similar a las del 2015, según el guion de la “teoría de la acción política no-violenta” de Gene Sharp. Y si los netcenters dionisistas no se activan, eso quiere decir que la potencia geopolítica no está interesada en el derrocamiento de Giammatei. Lo cual a su vez significa que éste resulta útil al interés geopolítico sobre el Triángulo Norte ―el cual consiste en mantener controlada la narcoactividad― y que la única pieza que desencaja un poco en este esquema (por la vía del derechismo progre) es Bukele en El Salvador. Por lo tanto, la bulla de las actuales movilizaciones no resultará en la caída del esperpéntico Giammatei por más que CNN y algunas agencias oficiales gringas clamen del diente al labio por la restitución del fiscal de la FECI, ya que el interés geopolítico está por encima del de un insignificante país envilecido por su oligarquía.

Lo más triste de todo es que las respingadas progresías de derecha e izquierda no se percatan de esto y cuando se frustran cada vez que el poder del fascismo arzuista perpetra un despropósito, sólo saben buscar refugio en las nulas posibilidades del dionisismo y su pink left, con su histriónica “lucha contra la corrupción y la impunidad”, y cifran todas sus esperanzas en las carnavalescas protestas del rosado oenegismo inocuo, las cuales llevan a las mismas frustraciones y consuelos cajoneros del derrotismo como modus vivendi: esas del tipo “la lucha sigue”, “HLVS” y “esto apenas empieza”.

Más les valdría unirse a CODECA-MLP en su próxima gran movilización para así formar parte de la lucha de clases y salirse del huacal oenegista progre, rosado y contrainsurgente.

Y si los netcenters dionisistas no se activan, eso quiere decir que la potencia geopolítica no está interesada en el derrocamiento de Giammatei.

Publicado el 04/08/2021 ― en elPeriódico

Fuente: [www.mariorobertomorales.info]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Mario Roberto Morales
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