Xibalbá no queda lejos
Las mejores flores cortamos
del robusto árbol
del odio.
Rotundos
pétalos gigantes
soles de la desesperanza.
Enraizado y abundante temor
telúrico sacrificio de generaciones.
Hambre y desventura desde la cuna
rocío ardiente
lava antropófaga
estómago hiriente de las madrugadas.
Verde prodigio verde,
suelo fértil de la memoria
baldío espanto del presente,
flores del desencanto
que atraen, por folclóricas, a los turistas.
Xibalbá queda a la vuelta de la esquina.
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