Winfried Hempel, el ser resiliente
lucha libre
Lucía Escobar
Estuvo en Guatemala Winfried Hempel, un alemán chileno sobreviviente de una secta religiosa que operaba en el sur de Chile con la ayuda de autoridades cercanas a la dictadura de Pinochet y a los nazis.
Winfried nació y vivió esclavizado durante 20 años en Colonia Dignidad, una finca de 16 mil hectáreas, custodiada por perros, rodeada de vallas con alambres de púas y torres de vigilancia, que se vendía al exterior como una institución benéfica pero que en realidad era un campo de concentración liderado por el ex enfermero nazi, Paul Schäfer, fugitivo de Alemania por cargos de pederastia, quien estaba a cargo de casi 300 ciudadanos alemanes y decenas de niños huérfanos chilenos a los que hacía trabajar gratuitamente en talleres, cultivos, panaderías, establos. En el lugar, las familias estaban divididas por sexo y género.
Apartaban a los bebés al nacer de sus padres con quienes no creaban vínculos afectivos y trataban de suprimir su sexualidad. Cualquier intento de disidencia era combatido con violencia psicológica y física; electro-shocks o tratamientos con psicofármacos. Eso no era todo, había constante abuso sexual y físico a los miembros de la colonia y a los niños.
Paralelamente, Colonia Dignidad también servía como un centro de torturas para presos políticos que funcionaba en colaboración con la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, organismo conocido por ser la mano de la represión política en el régimen de Pinochet. Este lugar existió durante más de medio siglo, explotando y esclavizando alemanes y protegido por autoridades de ambos países. Hoy en día es un sitio turístico pero las víctimas intentan volverlo un centro de memoria y luchan por la justicia.
Winfried estuvo aquí invitado por la X Muestra Internacional de Cine Memoria Verdad y Justicia presentando la película Colonia Dignidad dirigida por Florian Gallenberger.
Su testimonio es impresionante. Él es un sobreviviente, un hombre con un alma increíblemente limpia a pesar de los horrores que vivió, un ser que se propuso reinventarse y volvió a nacer al escapar de ese infierno. Cuando Winfried salió de Colonia Dignidad tenía 20 años y la mentalidad de un niño de siete años. No hablaba español a pesar de haber nacido y vivido en Chile toda su vida. Nunca había ido a la escuela, no sabía nada del mundo; nunca había visto un semáforo. “Crecí en el fanatismo religioso en ignorancia. A los diez años yo no sabía qué era un papá, una familia, no sabía mi nombre completo. Crecí en un régimen totalitario, no había espacio para hablar entre dos personas. Salí completamente estéril, con 20 años y la mente de niño, con sentimientos de culpa, sin formación intelectual, criado en el cristianismo básico y fanático. Tenía la opción de victimizarme toda la vida o empezar: aprender español, estudiar, y trabajar. Mi fórmula es no resignarme, enfrentar los miedos, no tener sentimiento de culpa y ser honesto conmigo mismo. Soy muy introspectivo, practico la meditación para observarme a mí mismo y leo 15 páginas o 15 minutos diarios todos los días. Nunca he ido a un psicólogo, pero me repito todos los días: soy libre, soy libre”.
Winfried Hempel se convirtió en el abogado de un centenar de víctimas de Colonia Dignidad y trabaja para lograr justicia para las víctimas de este horror. La fortaleza y la pureza de su alma no la doblegó ni el mismísimo demonio.
Celebro su existencia y la enormidad de su espíritu.
Fuente: [https://elperiodico.com.gt/lacolumna/2018/10/31/winfried-hempel-el-ser-resiliente/]
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