Ayúdanos a compartir

Victimarios víctimas

Danilo Santos

Escuchar a los victimarios victimizarse mientras cuentan los días antes de su salida, en actitud de magnánimos Pilatos dejando a otros ser devorados por la multitud mientras ellos se retiran a sus pulcros aposentos con ademán tufoso: es vomitivo.

Los olimpos en los que vive cada uno les hace ver la realidad muy lejos y pequeña, tanto dolor solo puede ser designio divino dicen, tanta tragedia solo es signo de que algo bueno viene, repiten azorados y catatónicos. Sientiendo, paradójicamente, la hoguera frente a ellos chamuscándoles las pestañas, se empujan con los codos y los hombros, ahora nadie quiere salir de pecho inflado frente al vulgo.

Se tensan sus ademanes y mascullan diatribas los unos contra los otros. Se alejan cada vez más del lugar a dónde dijeron llegarían y nos llevarían con ellos, se refugian cobardemente en una divinidad y los mentecatos incapaces de discernir entre el vil engaño y la realidad. Nadie puede atreverse a criticarles y somos unos malditos los que desafiamos sin mansedumbre su gobierno.

Basta una pizca de sentido común para no creerles un ápice. Sus labios apretados y ceño fruncido, caracoleo y falta de sensibilidad para exculparse los delatan y retratan de cuerpo entero. Siempre fueron lo que ahora, siempre actuaron, siempre fue un montaje: del precio que hay que pagar por sumarse a la comparsa dan cuenta 40 cuerpos de niñas y adolescentes.

Los trenes están a punto de chochar, ahora reniegan de los emisarios que antes idolatraban, ya no comparten néctares de azúcar ni piden blasones para acabar con la roja amenaza de los que se interesan por tonterías como la justicia y la igualdad, ahora agachan la cabeza escondiendo ineptitudes a granel.

Ahora son otros los ungidos, llegaron primero y fueron escuchados. La amenaza cambió de color, ahora es morena y le llaman migrante. Y a pesar de todo, los pícaros no renuncian, se reorganizan.

Por qué he de pagar yo por los fallos de iglesias, padres y sociedad, por qué. Por qué he de ser yo el responsable de la desidia que me antecedió. No puedo garantizar nada dice, solo el que está por encima de mí puede hacerlo: y quién es ese nos preguntamos todos. Un Coronel en fuga, un General preso, o simplemente la necedad y la sinrazón.

A mí sus ademanes, imposturas y sobre actuaciones, no me engañan ni impresionan. El responsable de la muerte de esas 40 guatemaltecas fue el Estado. Qué razón tenía aquel que dijo “vienen cosas difíciles”. Sí, pagar el costo de una ciudadanía a veces irresponsable y otras embrutecida. Partidos a los que les importa un carajo la población. Y opio llegando en todas las direcciones para aceptar nuestra desgracia como merecida.

Me niego a que el desasosiego me dé las buenas noches y los buenos días. Aún sin certezas y los dados cargados hacia las atrocidades, hay que salir a buscar ese giro que nos ponga rumbo a lo civilizado; antes que nos asfixien la esperanza y nos carbonicen el corazón.

A mí sus ademanes, imposturas y sobre actuaciones, no me engañan ni impresionan. El responsable de la muerte de esas 40 guatemaltecas fue el Estado.

Fuente: [http://lahora.gt/victimarios-victimas/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Danilo Santos Salazar