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Venezuela: la versión bolivariana

Una Constituyente de ciudadanos, no de partidos políticos.

Mario Roberto Morales

Las manifestaciones de terroristas armados por la oligarquía venezolana afectan a menos del uno por ciento del territorio nacional y, en el caso de Caracas, no salen de los residenciales oligárquicos como Altamira y otros. El 12 de mayo, las muertes infligidas por la fuerza pública a terroristas eran tres, y sus autores estaban sometidos a juicio. El resto de muertos no tenía qué ver con las movilizaciones ni con la acción del Gobierno.

Estas marchas se dan escalonadas: primero sale gente pacífica, ancianos, mujeres, jóvenes; y después surgen los terroristas armados, encapuchados, en motocicletas, con cascos y máscaras, y con francotiradores que causan bajas entre los suyos para endilgárselos a la fuerza pública. El Gobierno controla a estas turbas con agua a presión y gas lacrimógeno (permitidos por el derecho internacional), pues ahora la policía actúa desarmada por orden presidencial. Me consta que, fuera de los barrios de ricos, en Caracas la vida cotidiana es normal: no se percibe descontento ni escasez ni rebeldía contra el Gobierno. Y es obvio que el pueblo rechaza las ofensivas terroristas, financiadas y coreografiadas por mercenarios profesionales, y magnificadas por el acoso mediático de la prensa fascista y neoliberal del planeta.

La guerra económica contra Venezuela incluye el desabastecimiento programado por la oligarquía importadora monopolista, la inflación inducida, el boicot al abasto de bienes básicos y el bloqueo comercial y financiero internacionales. Pero el PIB y el consumo de alimentos y otras mercancías ha crecido, y la desnutrición y la pobreza van a la baja desde hace 18 años, cuando empezó la Revolución Bolivariana.

El 11 de mayo pasado, el Gobierno pagó 2,819 millones de dólares como parte de los 60 mil millones que ha amortizado en deuda externa en los últimos cuatro años. El 12 de mayo, Venezuela no le debía nada a nadie y el Estado se hallaba bien financiado e invirtiendo sus fondos en colosales proyectos de vivienda popular, de educación y salud pública y en infinidad de programas de beneficio ciudadano. Actualmente, el Gobierno se prepara para impulsar lo que llama una “economía pos-petrolera”, la cual busca superar la dependencia de la renta del petróleo con la productividad física de tipo agrícola e industrial.

¿Por qué entonces el mendaz acoso mediático a Venezuela? Pues porque es la primera reserva mundial de petróleo y oro, la cuarta de gas, y gran reservorio de agua dulce y diamantes. ¿Queda claro?

El 1 de mayo, el Presidente Maduro, basado en los Artículos 347 y 348 de la Constitución de la República Bolivariana, convocó a una Asamblea Nacional Constituyente apelando al “poder constituyente originario”, que es el pueblo. Por eso, el carácter de esta Asamblea es ciudadano: no se trata de una Constituyente de partidos políticos, sino de sectores ciudadanos y de órdenes territoriales, y cada uno de éstos tendrá sus diputados. Por ejemplo, los obreros, los empresarios, los campesinos, los estudiantes, los discapacitados, los indígenas y otros. Todos serán electos mediante voto universal, directo y secreto para profundizar la soberanía democrática multiétnica, pluricultural, participativa y protagónica.

La Cancillería, la Comisión Presidencial para la Asamblea Nacional Constituyente y un lúcido, analítico y enérgico Presidente Maduro informaron de esto el 12 de mayo en la Casa Amarilla, de Caracas. Yo estuve allí, y doy fe de ello.

Fuente: [www.mariorobertomorales.info]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Mario Roberto Morales
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