(Una Pequeña Reseña)
Como la Quinta Avenida para Nueva York o la Avenida Michigan para Chicago, toda ciudad tiene esa calle importante, que se vuelve emblemática de por diferentes circunstancias…Así para la “Tacita de Plata” la ciudad de Guatemala, la sexta avenida o “La Calle Real” (como se le llamo, antes de cambiar la nomenclatura de las calles a números, para hacer más fácil el encontrar una dirección) ha sido por muchos años, una de las avenidas más importantes de la ciudad, por ella pasan año tras año, desfiles y conmemoraciones chapinas como lo son el desfile bufo de “La Huelga de Dolores” de los estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala, los principales Cortejos procesionales durante la Semana Santa, el desfile del 15 de septiembre en honor a la independencia del país.
Nadie sabe con certeza desde cuando se acuñó el término “Vamos a sextear” que hace referencia, simple y sencillamente al hecho de dar un paseo por la Sexta Avenida de la zona 1 de la capital, hoy Centro Histórico. Lo cierto es que, en los años ochenta la patojada, los muchachos y los adultos lo decían como cosa común. Para principios de esa década los llamados centros comerciales, se podían contar con una mano en el país, más bien los almacenes más prestigiosos se desplegaban a lo largo de la Sexta Avenida, al igual que las salas de cine, que también las había en otras zonas de a capital y en el mismo centro de la ciudad.
Para los que vivían cerca del centro de la ciudad, era un paseo recurrente, más para aquellos que vivían “lejos”, constituía un paseo que con ansias se esperaba, principalmente los fines de semana. El “Anillo Periférico” el express way chapín, recién inaugurado por uno de los hombres más visionarios con que ha contado el país, el Lic. Manuel Colom Argueta (alcalde capitalino) estaba reservado, para el tráfico vehicular de particulares, no así para el transporte público, que continuaba utilizando las arterias principales de la capital, como la Calle San Juan, la calzada Roosevelt, la avenida Bolívar, la calle Martí, entre otras para llegar al centro de la ciudad.
Para los vecinos de la colonia, aquel viaje se hacía largo y tedioso, a pesar de contar con tres de las empresas de transporte público más grandes de la ciudad (por el número de unidades de transporte), que cubrían la ruta de la colonia al centro y otros puntos de la capital; posteriormente se sumaron los microbuses o ruleteros (transporte que nace luego del terremoto de 1974), pero las rutas eran largas y con mucho tráfico, principalmente en las horas pico. Pese a eso, los fines de semana, los patojos rogaban a los papás para que los llevaran a vitrinear (Ir a ver las vitrinas donde se exhibía la mercancía), principalmente a la Juguetería, que mostraba en sus vitrinas, lo último en juguetes, de los personajes que veían en la televisión o en una película de Hollywood. El gusto de los patojos era ver, pues para muchos de los padres los precios les resultaban prohibitivos…
Los muchachos por su parte, hacían sus ahorros, para ir a sextear, no solo por vitrinear, sino también para ver a las muchachas que trabajaban en los almacenes de moda. Y lo tediosos del camino, lo animaban contando chistes o chiflándole y piropeando a las muchachas que iban por las calles…
Ya por aquel tiempo la empresa EGA consiguió el permiso de la municipalidad, para abrir una nueva ruta que iba de la Colonia al Parque Central tomando como ruta el Anillo Periférico. Aquello supuso un gran avance, en cuanto al acercamiento, de la Colonia al centro de la ciudad, pues un viaje que antes duraba hasta 2 horas, ahora se realizaba en 30 minutos. Aparte de eso, los choferes que laboraban en dicha empresa (en su mayoría hombres jóvenes) dieron por instalar potentes equipos de audio en las unidades, lo cual para los jóvenes hacia el viaje más ameno, pues iban escuchando su música favorita, a través de las frecuencias de las emisoras de Radio Corporación Nacional, con sus emisoras FM 95 y FM Globo y otras estaciones como Doble SS Radio 560.
El paseo daba inicio en el parque Central, pasando por El Portal del Comercio, al nomas entrar se veían los rótulos publicitario de: la farmacia Klee(que más bien era una perfumería), La Juguetería de Chicos y Grandes la Alegría… También se veía el cine Sexta Avenida (que a eso de las seis de la tarde estaba abarrotado por hombres haciendo cola, pues exhibían películas para adultos), un poco más adelante se encontraban los cines Lux y luego el punto de reunión de la muchachada, el Centro Capitol, con sus salas de cine, boutiques y salas de juegos electrónicos en el sótano, las cuales eran la mayor novedad de principios de aquella década, ya que las máquinas de juego como el Atari eran productos prohibitivos para las grandes mayorías y otras consolas de videojuegos como Nintendo, Play Station aún no existían en el mercado. Dicho paseo continuaba por frente al Palacio de la Policía Nacional, el cine Tikal y solía finalizar en la 18 calle, justo donde se encuentra la Iglesia El Calvario.
La arquitectura de algunas de las edificaciones, el hecho de que sólo una ruta de buses recorría, dicha avenida (la ruta 1), sus luces y vitrinas vistosas y decoradas y por supuesto la oportunidad de conocer otra gente, hacían de ir a sextear un estupendo pretexto para salir de casa y disfrutar de la ciudad incrustada en el Valle de la Ermita.
Oxwell L’bu
Foto: Internet
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