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Un mundo desconocido: las víctimas  invisibles de la trata de personas

Sandra Gularte Murga[1]
Red Contra la Trata de Personas

Resumen

El 30 de julio se recordó el Día Mundial contra la Trata de Personas. Con este motivo, la autora señala que la llamada esclavitud del siglo veintiuno es un mundo desconocido, en el cual tiende a invisibilizarse a las víctimas. Estableciendo un paralelo entre el filme Mundo desconocido (EE.UU., 1951) y la trata de personas, llama la atención sobre la “naturalización” que este flagelo adquiere en sociedades como la guatemalteca, establece su relación con la sociedad patriarcal y señala que la trata trasciende su modalidad más conocida, vinculada a la explotación sexual. Se refiere a la invisibilización que sufren las víctimas de la trata y reseña casos ilustrativos de esta situación en Guatemala.

Palabras clave

Trata de personas, víctimas, derechos humanos, relaciones de desigualdad, violencia, explotación

 

Más allá de la ficción

Rodada en Estados Unidos en plena paranoia apocalíptica alimentada por la guerra fría, la película de ciencia ficción Mundo desconocido (Unknown World, EE.UU. 1951, dirigida por Terry O. Morse) refiere la historia de un equipo de científicos que construye una nave perforadora, para viajar al interior de la Tierra y huir así del peligro inminente de una guerra nuclear.

Los expedicionarios, que recuerdan al clásico de Julio Verne, Viaje al centro de la Tierra, afrontan peligros insospechados en un mundo verdaderamente desconocido. Salvando todo paralelo imposible entre la ficción fílmica y la trágica realidad de la sociedad contemporánea, la idea de la existencia de mundos soterrados, que escapan a la visión cotidiana y encierran peligros inimaginables, parece plenamente aplicable al mundo desconocido de la trata de personas y sus víctimas.

Este artículo se ocupa precisamente de ellas, en ocasión de la reciente jornada por el Día Mundial contra la Trata de Personas. Hablamos de un fenómeno global que ha llegado a considerarse el tercer negocio ilícito más rentable en escala planetaria.

Según el Informe Mundial sobre la Trata de Personas 2016, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), el 30% de las víctimas de trata son niños y hombres, y un 70% son niñas y mujeres (UNODC, 2016).

Para dar respuesta a este problema, en 2013 Naciones Unidas designó al 30 de julio de cada año como el Día Mundial contra la Trata de Personas. Se señala la resolución, que el día es necesario para concienciar sobre la situación de las víctimas de la trata humana y para promocionar y proteger sus derechos.

Volviendo al filme Mundo desconocido, cabe señalar dos puntos de contacto con la trata de personas. Uno se refiere a la temporalidad de los argumentos, los cuales tienen años de estar en nuestra sociedad, salvando las diferencias, y que son actuales a la vez. El segundo está relacionado con una dimensión desconocida: qué tanto tiene nuestro planeta en su interior (sobre lo cual fantasea la cinta), y cuánto se desconoce sobre la magnitud de la trata de personas, que se invisibiliza a través de la naturalización de la misma.

Según otro reporte de UNODC, este de 2014,

El delito de trata de personas afecta a prácticamente todos los países de todas las regiones del mundo. Entre 2010 y 2012 se identificaron víctimas de 152 nacionalidades diferentes en 124 países de todo el mundo. Además, las corrientes de la trata de personas, en forma de líneas imaginarias que conectan el mismo país de origen y de destino de al menos el 5% de las víctimas detectadas, atraviesan el mundo. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha identificado al menos 510 corrientes. Se trata de cifras mínimas, ya que se basan en los datos oficiales comunicados por las autoridades nacionales. Estas cifras oficiales solo constituyen la parte visible del fenómeno de la trata de personas, y es probable que las cifras reales sean mucho más elevadas. (UNODC, 2014: 7)

En las profundidades del mundo desconocido

La situación de trata es, pues, un mundo desconocido que se oculta dentro de prácticas naturalizadas; un problema viejo, casi tan antiguo como la humanidad misma, o por lo menos tan antiguo como las sociedades con evidencias ciertas de intercambios mercantiles, donde la desigualdad y el poder ejercido contra las personas, son claves para la explotación del ser humano.

Para comprender el párrafo anterior, es importante decir que cuando se aborda la desigualdad y el poder, nos referimos especialmente al lugar que las mujeres, adolescentes y niñas han tenido a lo largo de la historia, donde se observa al cuerpo femenino como mercancía, utilizado para diferentes actividades que, contemporáneamente, fortalecen un sistema capitalista en el cual, en teoría, todas las personas son formalmente libres.

El dominio masculino sobre las mujeres se mantiene no en virtud de la legislación positiva, sino mediante mecanismos que Pierre Bourdieu analiza con detenimiento en un texto ya clásico: La dominación masculina (Bourdieu, 2000) en el cual desarrolla el concepto de poder simbólico, aplicado precisamente a las relaciones de subordinación a que están sometidas las mujeres en la sociedad contemporánea.

Las relaciones de desigualdad, dominación, exclusión, discriminación y explotación de que siguen siendo víctimas las mujeres tienen un sustrato socio-histórico y económico que se prolongan a través de la violencia simbólica, que es una

violencia amortiguada, insensible, e invisible para sus propias víctimas, que se ejerce esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la comunicación y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento, del reconocimiento… (Bourdieu, 2000: 12).

Característica distintiva que en las mujeres se convierte emblema y estigma, pues a las diferencias biológicas o sexual-reproductivas, históricamente se sobrepusieron roles económicos, sociales y políticos de dominación que simbólicamente (ideológicamente) hacen “natural” el dominio masculino.

Lo anterior resulta clave para desvelar los mecanismos de violencia simbólica puestos en operación para “justificar”, por ejemplo, la explotación sexual comercial, una de las formas más extendidas de la trata de personas.

Como escribe Ana María Cofiño bajo las reglas económicas del capitalismo neoliberal

las mujeres siguen siendo explotadas y abusadas, ahora como mercancías para el mercado global. La trata de niñas y mujeres, un mal de perversas consecuencias sociales, crece en la impunidad. La sociedad parece tolerarla o naturalizarla, y por esa indiferencia, el negocio continúa enriqueciendo a quienes venden y compran personas (Cofiño, 2014).

Esta tolerancia o naturalización de la trata denunciada por la feminista guatemalteca es, precisamente, la expresión palpable de la violencia simbólica teorizada por Bourdieu y que en las víctimas de la trata de personas es una violencia mucho más que simbólica pues, como sabemos, implica privación de la libertad personal, compulsión, violencia psicológica, verbal y física.

Sin embargo la trata de personas va más allá de la prostitución forzada y otras formas de explotación sexual[2]. El Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente mujeres y niños[3], llamado Protocolo de Palermo, define otras formas de explotación, y contiene una lista exhaustiva de formas de explotación; una de esas formas es la explotación laboral, que ha sido definida también en otros instrumentos jurídicos internacionales.

El Protocolo de Palermo evita la tendencia a limitar la definición de la trata de personas a los casos o servicios de índole sexual, y reconoce todas las formas de trata, en particular la dirigida a diferentes tipos de trabajo forzado[4], la servidumbre, el matrimonio forzado, los niños soldados o la encaminada a la extracción de órganos, así como el hecho de que todas las personas son víctimas potenciales de la trata, aunque las mujeres y los niños sean especialmente vulnerables a esta forma de victimización.

Los argumentos anteriores se confirman con los datos del más reciente informe presentado por la institución del Procurador de los Derechos Humanos (PDH) y su Defensoría de las Personas Víctimas de Trata, respecto a esta temática. Indica que, durante el año 2016, fueron detectadas por el sistema 596 víctimas, de las cuales 396 fueron mujeres, niñas, y adolescentes, un equivalente al 66%.  Los datos referidos hacen énfasis en que la trata es una problemática que tiene un enfoque de género, y se debe partir de allí para formular las respuestas integrales que el Estado debe brindar a las víctimas.

Si bien el dato de número de víctimas es bajo comparado con otros delitos, existen condiciones que hacen vulnerable a Guatemala a la trata, entre ellas los dramáticos indicadores de pobreza, el ser un país de tránsito, origen y destino de migrantes, los niveles altos de violencia contra la mujer y la incursión del crimen organizado, todo lo cual da resultado ese mundo desconocido de la situación de la trata, el cual trasciende la falta de certezas sobre el número de víctimas.

En las instituciones del Estado concernidas (Ministerio Público, Policía Nacional Civil, Organismo Judicial, Secretaría contra la Explotación, Violencia Sexual y Trata de Personas, Procuraduría General de la Nación) no se encuentran datos específicos sobre las modalidades de trata de personas en Guatemala. Sin embargo la PDH en su informe hace un ejercicio a partir de las 56 denuncias recibidas por el tema, señalando que el 56% son por explotación sexual, 19 % son casos de explotación laboral, un 13% son personas forzadas a la mendicidad y el restante en las modalidades de venta de personas, reclutamiento de personas menores de edad para grupos delictivos organizados y matrimonio forzado.

Las víctimas de trata, una deuda pendiente

Llama la atención que a lo largo de la historia ha existido un desinterés general sobre la víctima, y es hasta los años setenta del siglo pasado cuando se inicia abordar el estudio de la víctima desde un enfoque teórico formal.

Ejemplo de lo anterior se puede observar en el enfoque de la persecución penal del delito, que según Manuel González (2016), ha centrado su interés en el delito como ente jurídico, importándole básicamente el hecho delictuoso y el responsable del mismo, así el criminal es estudiado, protegido, tratado, explicado, clasificado, sancionado, auxiliado, en tanto que a la víctima escasamente se le menciona para su atención u protección.

En la práctica la víctima queda marginada del proceso penal, ya que aparece tan sólo como un testigo silencioso, la ley apenas la menciona, la ciencia la ignora, y por lo general queda en el más completo desamparo, a merced de las prácticas de la revictimización.  Algunas víctimas pasan a la historia debido al impacto mediático en casos especiales, y son vistas hasta en ese momento como sujetos de derecho.

Hay muchas razones de por qué a la víctima se le invisibiliza; una de ellas es que la víctima representa el fracaso del Estado en su misión de protección y tutela de los derechos humanos, ya que ella puede exigir al gobierno la restitución de sus derechos humanos violados a través de una compensación económica, moral y social  por el abandono en que ha sido dejada, tanto en el momento que la dejó vulnerable ante el criminal, en el momento que sufre el daño y, posteriormente, al no brindarle la atención integral como una forma de recuperación de sus derechos.

En Guatemala, teóricamente, la respuesta integral desde el Estado lo contempla el Protocolo de Coordinación Interinstitucional para la Atención y Protección para las Víctimas de Trata de Personas (Gobierno de Guatemala, 2015), el cual señala las medidas de protección, la atención especializada a las víctimas a través de los albergues, y el seguimiento a través de las instituciones. Esta herramienta tiene como fin proteger a las víctimas y brindarles ayuda para iniciar el proceso de recuperación de sus derechos, así como su reintegración familiar y social.

Este instrumento crea una ruta de la atención (Diagrama 1), la cual da una visión global del camino de la víctima de tratada, que inicia con la violación a los derechos humanos y finaliza con la restitución, cuando la víctima se encuentra en el goce de sus derechos humanos

Diagrama 1

 

Fuente: tomado de PDH, 2017

En esta ruta se puede visualizar en cuatro procesos, los cuales son clave en la atención por parte de las instituciones, siendo estos:

  1. Detección e identificación: este proceso se da en el momento de la investigación, donde se caracteriza e individualiza quién es la víctima de trata
  2. Atención inmediata: inicia desde el momento de rescate y termina en la atención primaria; en algunas ocasiones se puede integrar la detección e identificación en este proceso, en ella se dan las primeras acciones de protección y la atención .en crisis.
  3. Atención de primer orden: es la atención en una institución de albergue; en este momento se inicia la construcción del proyecto de vida, el cual debe implementarse en el proceso siguiente.
  4. Atención de segundo orden: cuando la víctima es reintegrada. Este proceso cierra el círculo con el acompañamiento de las instituciones en la implementación del proyecto de vida.

La experiencia de las víctimas de trata de personas en los procesos de atención, en la mayoría de las ocasiones, es negativa. A continuación se exponen algunos casos, que han sido abordados desde la PDH, donde se evidencia las debilidades estatales del sistema.

Atención inmediata

(Astrid)… Es traslada de Coatepeque, Quetzaltenango al Hogar Seguro en San José Pínula, Guatemala, a través de una radio patrulla de la Policía Nacional Civil. Según indica el expediente documental, ella transbordó cuatro radio-patrullas, cada una, aproximadamente, con dos agentes en cada caso; este proceso duró muchas horas.

El proceso que se realizó con Astrid es llamado traslado por cordillera, y consiste en que el niño o niña es transportada en una radio patrulla, cambiando de vehículo y responsabilidad en cada punto de límite de jurisdicción territorial, sin tener el acompañamiento de una persona designada, por lo que la víctima menor de edad cambia de responsable y se la vulnerabiliza, ubicándola nuevamente en riesgo de que se violenten sus derechos humanos, especialmente si la víctima es mujer.

 (Lucila)…Tenia vergüenza, no quería que me miraran la cara, no quería salir en la televisión, no sabía a donde me llevaban, yo no soy ladrona, yo no hice nada y nadie hablaba como yo.

En el expediente del caso anterior, se observa que el MP no estaba preparado para atender a víctimas que no hablan el idioma español, al no contar con un traductor del idioma maya. En este caso, el traductor llega al lugar del rescate tres horas después del inicio, y las víctimas solicitan como acción especial que lo medios no las fotografíen, sin embargo, no se logra un diálogo positivo con los medios

Atención de primer orden

(Lucila)….Yo no como pan, no me llena, quiero tortilla……… ellas no me comprenden, yo no habla su español.

El expediente indica que las instituciones de albergue no están preparadas para atender a niñas indígenas, además de que la cantidad de las víctimas rebasa la capacidad del hogar, por lo tanto, fue necesario utilizar colchonetas, reconocen no tener personal maya-hablante. La atención con pertinencia étnica, es una práctica que no se encuentran establecida.

(Fernanda)…Qué aburrido, no hago nada, quiero regresarme rápido a mi país.

El expediente documenta que la víctima estuvo aproximadamente cinco meses albergada; durante ese tiempo, ella manifestó que se levantaba tarde, que tenía una cita semanal con la psicóloga y como terapia se ponía realizar manualidades y pintarse las uñas; en los registros se encuentra que en tres ocasiones se quejó de aburrirse durante el día, por no hacer nada, que se sentía atrapada o encarcelada, más que cuando estaban con los tratantes.

Atención de segundo orden

(Lucia – caso de mujeres llevadas a Jordania a trabajar como domesticas) …Pasé la noche en el Hogar y soy trasladada en horas de la mañana a las oficinas, donde mi hija me espera para llevarme a casa, pero antes me entrevista un Fiscal en donde le cuento todo lo sucedido.

El expediente documenta una entrevista sobre el acompañamiento que Lucía pudo tener, especialmente porque nunca se reconoció como víctima de trata:

¿Después de lo sucedido tuvo acompañamiento de alguna institución? NO, nadie me llamó, no tenían por qué llamarme, no me pasó nada gracias a Dios, ya que estaba en casa y no quería saber nada.  Al ver las noticias sobre que detuvieron a los hombres que me llevaron me asusté, pensé que alguien me iba a llamar, pero no fue así.  ¿Cuál es su situación económica? Como siempre, cuido a mis nietos, en ocasiones plancho, la vida es difícil pero mi hija me ayuda.

El expediente indica que fue reintegrada al siguiente día de su regreso a Guatemala, vive en una comunidad a tres horas de la ciudad, según la investigación realizada, ninguna institución le dio acompañamiento y seguimiento a su situación.

Estos casos ilustran las debilidades del Estado guatemalteco para atender a las víctimas de trata de personas. Esto también forma parte de ese mundo desconocido, que constituye un gran reto para las instituciones y para la sociedad. Es el desafío de romper con la naturalización y tolerancia a la esclavitud contemporánea: la trata de personas.

 

Referencias bibliográficas

Bourdieu, Pierre (2000) La dominación masculina. Barcelona: Editorial Anagrama.

Cofiño, Ana María. (2014) “¿Nos vamos a dejar?”. elPeriódico, Guatemala, sábado 22 de noviembre de 2014.

Gobierno de Guatemala (2015) Protocolo de Coordinación Interinstitucional para la Atención y Protección para las Víctimas de Trata de Personas. Guatemala: Secretaría contra la Explotación, Violencia Sexual y Trata de Personas / SVET. Accesible en

González, Manuel (2016) Victimología. Presentación en línea, accesible en

https://prezi.com/imrivlx6t0dz/victimologia/

Gularte Murga, Sandra (2016) Víctimas de trata de personas: proceso de institucionalización de la perspectiva de atención integral. Tesis de Maestría. Guatemala: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede académica Guatemala.

Procurador de los Derechos Humanos. (2017). Informe sobre la Situación de la Trata de Personas. Guatemala: PDH.

UNODC (2016) Global Report on Trafficking in Persons 2016. New York: UNDOC. Accesible en

https://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/glotip/2016_Global_Report_on_Trafficking_in_Persons.pdf

UNODC (2014) Informe mundial sobre la trata de personas 2014. Resumen ejecutivo. Accesible en

https://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/glotip/GLOTIP14_ExSum_spanish.pdf

[1] Licenciada en Trabajo Social por la Universidad Mariano Gálvez, y Maestra en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Guatemala.

[2] En las que se puede integrar, la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes, la pornografía forzada, el turismo sexual, entre otros

[3] Ratificado por Guatemala el 1 de abril de 2004

[4] Los escenarios y las formas del trabajo esclavo en Guatemala son muchas, ejemplo de ello es la explotación de niños en paradas de carros y buses, muchos de ellos obligados a pedir limosna o a la venta de artículos, el trabajo doméstico.  En el área industrial y en el agrícola, como una forma históricamente instalada, existe escenarios donde se puede encontrar trata, en los siguientes espacios labores: en las maquilas, el café o la caña de azúcar, la palma africana, donde las instituciones responsables de verificar las condiciones de los trabajadores se vuelven cómplices.

Fuente: [https://www.equily.com/visor/Realidad-Nacional/Lunes-7-de-Agosto-de-2017-15021454596/1]

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