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Carlos López

En América Latina se vosea más de lo que los tuteadores se imaginan. Más de la mitad de los casi 500 millones de habitantes del subcontinente usa vos en lugar de en el habla cotidiana. Descontando el número de hablantes de lenguas originarias en cada país, los distintos dialectos del español se imponen como lengua estándar y entre ellos quienes prefieren vosear.

Hay poca bibliografía sobre el origen del vos latinoamericano (también sobre el origen del ), pero no es difícil deducir que es una variante del vos del español peninsular: a traedme se le suprimió la d y quedó tráeme, que implica menos esfuerzo: «Traeme las pruebas» o «Traé [por traed] las pruebas». El uso de metaplasmos es inmemorial. La economía, las formas abreviadas son parte de la tradición lingüística; es la tendencia natural de los hablantes que siempre marcan la pauta de lo que se habla en un país.

En una parte de Chiapas, México; en cinco países de Centroamérica, excepto Panamá; en parte de Venezuela, Colombia, Perú, Chile, Bolivia, y en los países del río de la Plata se vosea, aunque no siempre ni en cualquier contexto. Esto tampoco se ve reflejado en los libros, donde prevalece el uso del culto, de prestigio. En pocos libros de creación se recoge el vos del habla popular, pues aunque el autor use el vos en su comunicación diaria, a la hora de escribir escoge el ; va a lo seguro. La poesía es el género literario donde menos se vosea; como excepción sobresale el Martín Fierro, de José Hernández; en el otro extremo está toda la creación de Jorge Luis Borges, admirador de Hernández y colaborador de una revista que existió en Argentina entre 1924 y 1927 que llevó el nombre de la obra cumbre de éste.

En Guatemala, por ejemplo, el vos tiene un uso generalizado entre el 68% de la población que habla español, excepto cuando al hablante le da vergüenza vosear, porque piensa que ésta es una forma inculta del habla o es una falta de respeto. Entonces habla de manera híbrida y dice «Tú tenés» por «tú tienes». Esto depende del contexto y de quien habla. Entre novios no se acepta el voseo, pues para la novia es causa de ruptura de la relación, casi un sacrilegio que se le vosee; las parejas sentimentales se tutean, más en el inicio de la relación, que es cuando más importa (un signo de desamor es el voseo); algunas mujeres hasta exigen que se les hable de usted. De ahí que en muchos hogares se hablen de usted las parejas de abuelos. También entre mujeres es normal tutearse. Entre hombres no, porque quien lo hace es señalado como maricón, aunque sea un macho irredento. A Dios le hablan de los ladinos; los indígenas lo vosean.

La edad es otro factor que incide para tratar a alguien de usted; a los mayores de edad es normal —hasta obligatorio— que se les hable de usted, pero los viejos vosean a todos. La posición socioeconómica es la que más pesa: un abuelo ladino tendrá que tratar de usted a un niño ladino si es además estudiado o rico; si el menor reúne las tres características juntas será impensable hablarle aunque sea de , que es menos irreverente que el vos. Además, no podrá verle los ojos; mientras le hable o esté cerca de él, deberá ver el suelo. El niño tiene el derecho de hablarle de vos a cualquiera, sin importar la edad ni el origen étnico o social.

¿Por qué tiene más prestigio usar si la población que lo usa es minoritaria en América Latina? Una visión académica etiqueta como corrupción la transgresión natural de una lengua. La simplificación de las voces puede interpretarse como signo de rebeldía o como incapacidad mental de quien hace el esfuerzo por aprender una lengua y la pronuncia como la oye, como la interpreta. En países donde se vosea, la elite económica quiere imponer hasta las formas de hablar. El pueblo al usar una lengua ejerce en lo más íntimo de su conciencia un acto de rebeldía, de resistencia.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Carlos López