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Tres poemas de Laurent Bouisset

Ilustración de Anabel Serna Montoya

Felipe

Felipe no quiere escribir ni jugar,
Quiere que su padre diga que nació.

Nada más, que el borracho de su padre
Deje esa cantina que lo mata,
Y lo escupa al sol, ¡que al fin está ahí!

Emergido de los pantanos de su madre muerta,
Hace quince años de cerveza,
Sin partida de nacimiento, imaginen…

Quiere decir, sin escuela
Ni hospital.
Un dentista, acaso
Que lo vea después de muerto…

Antes de eso, trabaja
Se humilla para decir las cosas

¿Y para qué?
Para casi nada
O menos que nada…

Es decir, juntarlos en el frío
a los turistas indecisos
y llevarlos a comer al restaurante.

Y esto, por favor,
Sin matarlos, ni arañarlos,
Incluso si lo evitan o lo zigzaguean,
rehuyendo verlo,
urgidos de gozar.

Ni una mala seña, una protesta,
La espera reina, interminable.
Y la fragilidad de una larga sonrisa
Dirigida a nadie,
O a la noche…

Lo veo desbordarse de gentileza, a este chico,
Imagínenlo, es encantador…
Peor que eso.
Es sal en carne viva,
percibir en él tanta inocencia.

Los tiburones se perfilan a lo lejos, ya,
La carnicería anunciada aguarda

¿No podría yo advertirle?
¿Al menos prevenirlo?

Busco irme de su noche,
Pero la escena tiene colmillos que me rasgan,

¿Honestamente, realmente,
Qué puedo yo hacer?

(Traducción de José Manuel Torres Funes)

Problema

Costura mal el tiempo.
Fracasa el tiempo
Al brindarle almendras
A sus almas que se calcinan vivas

Fracasa cuando ofrece
Uvas a sus lágrimas,

Fracasa al tender de plumas
El camino de sus pasos

El látigo blanco perdura.

El látigo blanco continúa
Y lanza a la hoguera
Una cuna de bebé

A medianoche, yo creo… al mediodía, tal vez…
Veo deletrear a la bañera: “Aurès”
Veo escribir a la bañera, en sus bordes: Ixcán”.
Y en inglés: “Mỹ Lai 4”
Escalofriante: “Oradour-sur-Glane”,
“Hiroshima”
Y alzándose en cenizas: “Gaza”, “Mostar” …
“Kigali” …
“Santiago de su Chile” grabado con la sangre
de mi hija mutilada por las Pieles Blancas.

Y su cuerpo en el agua tierna
Arrojado
De un Rafale que proclama
La Flor de Dios.

Y sus manos tan menudas
En una palabra: ¡asaltadas!
Por los perros crucifijos
Que derraman el bazo
Y las vulvas reventadas
De sus madres.

Mas, sin demora
La saco del baño,

La enrollo raudamente
En su toalla,

Y dejo a la luna
La libertad de tamizar su sosiego…

¿Qué le digo?

Que puede dormirse,
en mis brazos,
sin temblar,
mi bebita india.

Que bajo las cobijas
del Primer Mundo donde la escolto,
no hay porqué inquietarse…
¿no hay nada porque temer?

(Traducción de José Manuel Torres Funes)

 

México

Aquí
En este país
donde la desigualdad culmina

Precisamente aquí
donde asalta
en su cuna al intelecto
y sigue predicando
sobre su tumba

Sí aquí donde reina
y hace del hombre un predador
poniendo al Maya bajo
el Land-Rover

Sí aquí donde su hiel ha endiosado al traficante
y gratificado con alambrados los muros

Aquí justo en la tierra de Zapata
¡donde se regocija! ¡y cabalga a sus anchas!
¡orgullosa! ¡eléctrica!

En el país de lo menos justo
y de lo más falso
la desigualdad sedosa
se acuesta a medianoche
en la sangre de los pobres

Se levanta una hora después
Hambrienta… enojada…
La traen adentro
¡Les devora las tripas!
¡Y luego rezan!

Rezan lo mejor que pueden
como si cagaran
retorciéndose
pero Dios calla

Dios tiene en el asador cosas más urgentes
que sus pancitas

entonces delega en la Iglesia que les contesta
vomitando: ¡Mueran arrodillados!
¡Mueran en llanto y el agua correrá!
Agua bendita en plena jeta
y sus alas de angelitos viciosos
¡Indios frustrados!
¡Ah! Si vieran la luz que tendrán
para masturbarse…
valorarían sin refunfuñar sus vidas de esclavos.
¡Al menos cien veladoras a la Guadalupana!
¡Y sus labios cubrirán de besos sin fin
la negra verruga de sus destinos!

En fin así es…

por allá…

quiero decir, en México

país enfermo de todo – donde se siente que
la desigualdad es el virus tenaz… y la diosa

Sí en ese país – y no en otro – escucho a ese joven

ese joven adulto decirme… que le teme más que nada
¡al comunismo! y le aterra tener que soportar un día…¡la igualdad!

No olvidemos
para pensar en el humano
que una mujer maltratada
le tiene a veces miedo a la ternura

De ahí a concluir que un
poeta saudí encarcelado
le teme más que nada a… la libertad…
¡habría que andar patas arriba!

Y es lo que pasa en este país creo…
Este país grandioso que amo a pesar de todo…
se encamina hacia lo peor con el pie intacto
¡y la cabeza cubierta de sangre!

(Traducción de Álvaro Ruiz Rodilla)