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Tres intentos por justicia

¿Hasta cuándo dejaran los militares de creer que están en su finca?

María Aguilar

Actualmente se ejecutan tres procesos de justicia por violaciones a los Derechos Humanos cometidos durante el conflicto armado, el primero es el juicio especial por genocidio contra Efraín Ríos Montt. El segundo es el juicio por genocidio contra Mauricio Rodríguez Sánchez y finalmente el juicio Molina Theissen contra cinco miembros del alto mando militar del ejército.

Menciono los tres, porque su desarrollo revela algunos de los obstáculos que en Guatemala existe en materia de derechos humanos y justicia, pero también el poder que poseen los militares, al extremo que continúan gobernando el país.

El juicio contra Ríos Montt a puerta cerrada lo dice todo. Si los procesos de justicia transicional son medios para proveer justicia y reparación, pero también para conocer la verdad a manera de lograr la no repetición y fortalecer el Estado de Derecho, este último cometido no se logra si no se permite que las voces de los testigos y peritos sean escuchadas y difundidas.

Algo similar ocurre con el proceso contra Rodríguez Sánchez, aunque el debate es público, con pocas excepciones, se nota un desinterés por la prensa para cubrirlo, aunque tampoco pareciera importarle al sistema de justicia. El viernes, mientras se desarrollaba el juicio contra Sánchez y la perita Elizabeth Oglesby describía la estrategia del ejército en el proceso de desarraigo de la población Ixil, así como el vínculo entre acciones de contrainsurgencia con representaciones coloniales que asumían a pueblos indígenas como “difíciles” de controlar, en la sala, a alto volumen se escuchaba música que distraía la presentación de la perita, a pesar de múltiples quejas, la música no paró.

Finalmente, en el proceso Molina Theissen se evidencia el poder de las familias militares. Mientras Benedicto Lucas se refirió en su declaración al proceso como una “porquería”, su esposa María Elena Winter, ocupa una silla al frente de la sala a pesar de existir lugares designados para la audiencia. Ella actúa con prepotencia, levanta la voz e ingresa sin permiso al espacio donde Lucas declara. Además, Winter acosa al público, especialmente a mujeres indígenas a quienes se les acerca y acusa de ser pagadas para atender la audiencia. ¿Hasta cuándo dejaran los militares de creer que están en su finca?

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/03/12/tres-intentos-por-justicia/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

María Aguilar Velásquez
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