Irmalicia Velásquez Nimatuj
Presenciaste mi transfiguración,
te sentaste en el palco de honor.
¿Qué esperabas?
¿Que yo te descubriera,
que llorara?
Lo que viste no te gustó.
Me hubieras querido ver
como un pájaro sin alas,
como un leopardo sin garras,
como una arboleda sin ramas.
Hubieras querido deleitarte
con mi sufrimiento.
Me volteé de golpe,
no tuviste tiempo para disfrutar mi dolor.
Y antes de que giraras,
yo ya estaba en pie,
como un roble centenario
fuerte y frondoso.
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