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Tiempos de resistencia

Esta es una resistencia indígena no vista en más de 140 años.

María Aguilar

El viernes pasado, el presidente Barack Obama, junto a tres agencias federales, inesperadamente emitieron un comunicado suspendiendo temporalmente la construcción de una sección del oleoducto Dakota Access, proyecto que ha provocado intensa resistencia de la tribu Standing Rock perteneciente a la nación Siux. Minutos antes del comunicado, un juez federal rechazó la petición de la tribu para detener el proyecto. Sin embargo, el Gobierno Federal argumentó que era necesario atender las objeciones de las tribus afectadas y realizar una investigación sobre el impacto ambiental y cultural del oleoducto.

La resistencia al proyecto comenzó en abril de 2016, pero se intensificó en las últimas semanas cuando personal de seguridad de la empresa lanzó perros de ataque contra miembros de la tribu y las confrontaciones dejaron decenas de arrestos. El oleoducto de 1,900 kilómetros de largo, atraviesa cuatro estados y más de 200 cruces de agua del río Missouri, pasando por debajo del lago Oahe, fuente de agua para la tribu Standing Rock, por lo que ellos argumentan que el proyecto pone en riesgo el agua potable de millones de personas en caso de un derrame. La tribu reclama que no fue debidamente consultada y que adicional al daño ambiental, el oleoducto afecta sitios sagrados de importancia cultural y espiritual.

Hasta el momento, más de 200 naciones originarias de los Estado Unidos están apoyando esta lucha, con líderes indígenas de lugares lejanos como Alaska y Hawái haciéndose presentes en el campamento de Standing Rock. Esta es una resistencia indígena no vista en más de 140 años desde la masacre de Wounded Knee. Y es la primera vez que los representantes de las siete confederaciones de los Oceti Šakowin, nombre original de los Sioux, se encuentran
acampando juntos desde la histórica batalla Little Bighorn en 1876. Los representantes indígenas argumentan que este no es un conflicto sino una ocupación de sus tierras y que ellos no son manifestantes sino protectores del agua, elemento esencial de vida y por lo tanto sagrado.

Este es un momento histórico de resistencia, no solo para las naciones indígenas norteamericanas sino para las luchas globales que defienden los recursos naturales que están en territorios indígenas.

El oleoducto de 1,900 kilómetros de largo, atraviesa cuatro estados y más de 200 cruces de agua del río Missouri, pasando por debajo del lago Oahe, fuente de agua para la tribu Standing Rock, por lo que ellos argumentan que el proyecto pone en riesgo el agua potable de millones de personas en caso de un derrame.

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

María Aguilar Velásquez
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