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Terror psicológico: el fantasma de Venezuela

Carlos Figueroa Ibarra

El fin de semana pasado, mi familia y yo fuimos invitados a comer por un querido y destacado abogado que reside en Puebla y me distingue con su amistad. Me sorprendió advertir que las opiniones con respecto a Andrés Manuel López entre los invitados, ya no eran tan virulentas como las que había advertido en el pasado. Una amiga cercana de nuestros anfitriones me expresó: “yo quiero votar por López Obrador y por Morena, no solamente para Presidente sino también para todos los demás cargos. Pero me da miedo que con él, México se convierta en otra Venezuela”. Después de darle varias razones por las cuales consideraba infundado este temor, recordé cómo las derechas mexicana y venezolana han esparcido esta guerra psicológica con respecto a AMLO y Morena. Hace unos días aparecieron en distintos lugares de Venezuela unas inverosímiles mantas firmadas por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en las que se expresaba firme apoyo a Andrés Manuel. Y en las redes sociales, en especial en twitter, el supuesto apoyo del PSUV al candidato presidencia de Morena incluso se volvió tendencia.

La guerra sucia contra López Obrador, de la cual forma parte la propagandista ultraderechista guatemalteca Gloria Álvarez, contrasta notablemente con lo que hemos estado viendo en los últimos meses. Morena ha copado el espacio desde la izquierda hasta el centro y ahora extiende su influencia del centro hasta un buen tramo de la derecha. Es el mejor antídoto para el terror psicológico que en 2006 convirtió a AMLO en “un peligro para México”. Hoy la presencia del empresariado en Morena, aun de representantes de la cúspide empresarial, es evidente. No solamente por la participación en la elaboración del Proyecto de Nación 2018-2024, de personajes como el empresario Alfonso Romo y de Esteban Moctezuma Barragán, sino por las características que tiene el gabinete de gobierno en el caso del triunfo de Andrés Manuel.

En el posible gabinete presentado por el líder de Morena el 13 de diciembre solamente 4 integrantes del mismo pueden pensarse como de trayectoria de izquierda: María Luisa Albores, Luisa María Alcalde, Irma Eréndira Sandoval y Rocío Nahle. Entre los demás integrantes encontramos a personas que provienen de las entrañas del establishment neoliberal. Veamos a algunos de ellos: la Dra. Olga Cordero, ex ministra de la Suprema Corte de Justicia y posteriormente funcionaria bancaria; el Dr. Víctor Villalobos, reputado partidario de los transgénicos; Esteban Moctezuma Barragán, largamente vinculado al duopolio televisivo a través de TVAzteca; Josefa González Blanco-Ortiz Mena, hija del exgobernador de Chiapas, Patrocinio González Blanco y descendiente del connotado secretario de Hacienda de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, don Antonio Ortíz Mena; Miguel Torruco Marqués, empresario hotelero y turístico y consuegro de uno de los hombres más ricos del mundo, Carlos Slim Helú. A todos ellos habría que agregar al integrante de un eventual Consejo Asesor de Seguridad, Marcos Fastlich Sackler quien es empresario inmobiliario y suegro del dueño de Televisa, Emilio Azcárraga Jean.

Empresarios, tecnócratas, líderes sociales y académicos, tales son los integrantes del posible gobierno del probable presidente López Obrador. Un gobierno con estas características difícilmente emularía un proyecto como el que hemos observado en Venezuela en los años pasados. Necesitado de una gestión estatal que propicie una ruptura posneoliberal, la crisis y descomposición de México es tan grande, que hoy lo que parece urgir es un gobierno de salvación nacional.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Carlos Figueroa Ibarra
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