¿Terminará Morales su mandato?
Manuel Villacorta
Hace varios años llegó a mis manos un libro que desde entonces guardo con especial atención. Se titula Las mayorías silenciosas, escrito por José Aguet. Cada párrafo, cada página, cada capítulo, están cargados de elocuentes e impresionantes consideraciones. Releyéndolo estaba cuando me enteré del caso en el cual se involucra a familiares del presidente Morales en otro hecho de corrupción. Como a la mayoría de guatemaltecos, esa noticia no me generó sorpresa alguna. Todos sabemos que el aparato público fue penetrado por perversos intereses, haciendo de este una pestilente fosa de corrupción. Genera mucha pena recordar a tantos guatemaltecos que, en público y en privado, exigían elecciones con un claro objetivo: votar por Morales. El ofrecimiento de no ser corrupto ni ladrón encantó tanto a muchos que no dudaron en votar por el referido “antipolítico” en cuestión.
La instauración de otro gobierno que reproduce los mismos vicios, es responsabilidad directa de todos aquellos que sí querían elecciones en esas condiciones. Y más responsabilidad tienen quienes votaron por el FCN, partido que no proyectaba transparencia alguna. Porque ya nadie puede pecar de ingenuo en Guatemala, en donde llevamos treinta años de gobiernos civiles supuestamente democráticos, pero que en el fondo y en la forma han sido más de lo mismo: organizaciones delincuenciales asaltantes del poder público. Los que querían elecciones en esas condiciones y votaron por Morales, hoy parecen eludir su responsabilidad a través del silencio o mediante justificaciones abiertamente insostenibles.
José Aguet nos expone al respecto de las responsabilidades ciudadanas: “Curiosamente, el ciudadano toma muy pocas decisiones propias a lo largo de toda su vida, la que transcurre en un obedecer las órdenes externas. El ser humano es capaz de endosar sus decisiones como si fueran un vulgar cheque. Pero, aunque le pese, nunca puede transferir la responsabilidad de lo decidido”. ¿Recuerda usted cuando los medios de comunicación y las cámaras empresariales trataban a Morales-candidato como el ungido y respetable salvador de Guatemala? Era el paradigma del antipolítico, el outsider perfecto, la ingenuidad de un cómico noble convertido en potencial promesa. Y ante un aluvión mediático así, estar contra Morales era casi un sacrilegio. Y la inercia hizo que muchos fueran a las urnas convencidos de que, en efecto, Morales era la salvación.
¿Qué ocurrirá ahora? ¿Los que votaron por Morales irán nuevamente a las plazas pero para exigir su renuncia? ¿Esperaremos que un Congreso mayoritariamente corrupto elija a los nuevos gobernantes? ¿Seguiremos sumidos en esta prolongada inestabilidad política? ¿Se postergarán indefinidamente proyectos e inversiones que tanto nos urgen porque tenemos un pésimo indicador de riesgo-país? ¿Se podrán recaudar suficientes ingresos fiscales bajo esta coyuntura? ¿En dónde quedan las políticas públicas más urgentes? Mi conclusión: En un caso extremo no será Morales quien pierda la presidencia; será Guatemala la que pierda nuevamente la oportunidad de insertarse en el contexto de las naciones que avanzan hacia un mejor futuro. ¿Cierto o no?
¿Qué ocurrirá ahora? ¿Los que votaron por Morales irán nuevamente a las plazas pero para exigir su renuncia? ¿Esperaremos que un Congreso mayoritariamente corrupto elija a los nuevos gobernantes? ¿Seguiremos sumidos en esta prolongada inestabilidad política?
Fuente: [http://www.s21.gt/2016/09/terminara-morales-mandato/]
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