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Tan claro como el agua

Edgar Celada Q.
eceladaq@gmail.com

Lenguaraz, dicharachero, con síntomas de incontinencia verbal (y mucho cinismo, dicen sus críticos), el presidente del Congreso de la República, Mario Taracena, aseguró en una entrevista fechada el 27 de febrero último que “si no fuera por las instrucciones en inglés, aquí no hubiera pasado nada” (http://www.republicagt.com), en referencia al papel del gobierno de Estados Unidos en los cambios ocurridos en Guatemala desde abril de 2015.

“Dejémonos de complejos y demos gracias a Dios. No hubiera pasado nada si no hubiera sido por ellos, no nos engañemos… Dejémonos de complejos de soberanía. Yo no había nacido y ya teníamos entregada la soberanía… Dejémonos de traumas, bendito Dios tenemos un embajador que tiene clara la agenda nacional. La agenda del país está coincidiendo con la de ellos…”.

Tales son algunas de las expresiones de Taracena, quien califica a EE. UU. como “policía del mundo” y el mayor promotor de la democracia en el mundo.

Molestas, incómodas pero verdaderas, las declaraciones de Taracena fallan en suponer un “complejo de soberanía” y que siempre aquí se siguieron los designios del Departamento de Estado y el embajador de turno. No estaría mal, a propósito, revisitar Despacho presidencial, de Juan José Arévalo, y la referencia al digno trato dado al embajador Richard Patterson desde su llegada en noviembre de 1948 hasta marzo de 1950 cuando, gestión diplomática de por medio, “huyó del país, con la ropa que llevaba puesta”.

Pero también se equivoca Taracena al asegurar que el embajador Todd Robinson “tiene clara la agenda nacional” y que “la agenda del país está coincidiendo con la de ellos”. Es al revés, si a franquezas vamos. Tiene clara la agenda de SU país y asume la tarea de cumplirla aquí (véase la entrevista a Robinson, ayer en elPeriódico).

En efecto, tres días antes de la entrevista de Taracena, el presidente Jimmy Morales suscribió en Washington, con sus homólogos Salvador Sánchez Cerén (El Salvador) y Juan Orlando Hernández (Honduras) y el vicepresidente de EE. UU., Joseph Biden, el Comunicado de Blair House, en el cual “los líderes del Triángulo Norte se comprometieron a atender los criterios descritos en la Ley de Asignaciones del año fiscal 2016 aprobada en diciembre de 2015 por el Congreso de los Estados Unidos, en apoyo del Plan de la Alianza para la Prosperidad en el Triángulo Norte”.

Así como se lee: los presidentes de tres países “soberanos”, se comprometen a “atender los criterios” asentados en la legislación de un cuarto Estado, para definir sus políticas internas.

La Ley de Asignaciones del año fiscal 2016, a su vez, se basa en la Estrategia de Estados Unidos para el compromiso en Centroamérica, diseñada por el Departamento de Estado, en la cual se definen tres grandes líneas de acción (detalladamente desarrolladas): prosperidad, seguridad y gobernabilidad.

No es nada secreto y es tan claro como el agua. Consúltese la estrategia en https://www.whitehouse.gov/sites/default/files/docs/central_america_strategy.pdf.

Así como se lee: los presidentes de tres países “soberanos”, se comprometen a “atender los criterios” asentados en la legislación de un cuarto Estado, para definir sus políticas internas.

Fuente: Siglo21 [www.s21.com.gt]

Edgar Celada Q.
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