Treinta años y a seguir contando… ¿hasta cuándo?, de Lucrecia Molina Theissen
En el vasto territorio de mi alma –que limita al norte con el origen y la continuidad de mi carne y de mi sangre; al sur, con la tierra, la madre planetaria; al este, con la gente hermanada por la vida; y, al oeste, con el que buscamos incansables-, caben todos los universos juntos.
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