Las osamentas de Comalapa, de Carlos Figueroa Ibarra
A lo largo de estas semanas me he estado refiriendo al tema del genocidio y de las violaciones a los derechos humanos en Guatemala. He recibido comentarios críticos de lectores y lectoras que me recriminan el olvidar que “los guerrilleros no eran blancas palomitas”. En efecto no lo eran, porque si lo hubieran sido no se habrían enfrentado a tiros con uno de los ejércitos contrainsurgentes más avezados del continente.
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