Las Flores que Nadie Quiso, de Oxwell Lbu

El manto de la noche se tendió sobre las montañas y las plazas poco a poco se quedaban vacías, esperando el sereno… Sin nada que hacer, más que escuchar las historias triadas de la abuela el niño se fue a dormir. Reclino la cabeza en la almohada, más no conciliaba el sueño ,era como si una voz lo llamara, una voz que no lograba distinguir, todas las noches era igual, tratando de dibujar en su mente un rostro que apenas lograba recordar, tratando de reconocer una voz que desconocía. Se asomaba a la ventana y desde allí soñaba con emprender un camino que no sabía a dónde le conducía, mientras la luna de Xelaju lo contemplaba con la cara tiznada.