La palabra proscrita, de Lucrecia Molina Theissen

En un país de gente hambrienta, con gran ostentación y lujo insultantes, vestidos con ferragamo y chanel, rolex y perlas, los-que-no-quiero-nombrar asumirán los puestos presidenciales. Para sacarme este tarugo del pecho, que me ha dejado muda, solo me quedan los sonidos, los signos, unos detrás de otros, ordenados de acuerdo con reglas específicas. Las palabras.