Jinete de estrellas, de Lucrecia Molina Theissen

El 23 de septiembre de 1994, por la esquina de un cielo de terciopelo oscuro tapizado de luceros, un jinete de estrellas se alejó para siempre. Sin volver la cabeza, agitando su mano derecha en un gesto de adiós, mi padre se despidió de mí.