Hablar del hambre con la boca llena, de Lucrecia Molina Theissen
Desde un sitial privilegiado, contemplo lo horrible que puede ser el mundo. Con el estómago lleno, leo noticias sobre la hambruna en Somalia y los altos grados de desnutrición en Guatemala. En mi poltrona me entero, con ojos educados, alfabetizados, sobre la niña pequeñita que trata de barrer con una escoba que seguramente la duplica en peso y en altura, mientras un hombre la apresura con voces de regaño. Ella se llama Estúpida Mugrosa.
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