El último retorno de Otto Raúl González, de Carlos Figueroa Ibarra

El miércoles 26 de octubre de este año de 2011, me encontraba sentado en una de las salas de abordaje del Aeropuerto Internacional de la ciudad de México. Mi estado de ánimo era agitado pues mi viaje obedecía al acto de dignificación y solicitud de perdón que el Estado ofrecería dos días después con motivo del asesinato de mis padres. Súbitamente en una de las butacas divisé un rostro para mi inolvidable desde la infancia.