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Somos el “problema indio”

El lente racista con que se nos asume trasciende pueblos, ideologías, clase y género.

María Aguilar

¿Por qué deben cuestionarse las representaciones que ladinos y mestizos asignan a los pueblos indígenas? Sin adentrarnos en discusiones teóricas sobre políticas de identidad o descolonización la respuesta radica en que esas representaciones perpetúan estereotipos y justifican opresión, exclusión o exterminio de indígenas.

Por eso, a los indígenas se nos niega nuestro pasado. El vínculo con la civilización Maya –celebrada y comercializada por ladinos– es desasociado del “indio contemporáneo”, que es “necio”, que personifica la holgazanería, tontera, alcoholismo o suciedad. Adjetivos desarrollados en las discusiones sobre “el problema indio” que los intelectuales latinoamericanos teorizan y debaten desde la Colonia. Y las soluciones al “problema indio” van desde campañas de exterminio y genocidio hasta procesos de asimilación o mestizaje.

Al trazar la ruta en la que la historia y la literatura nos representa, nos encontramos con que fuimos y seguimos siendo un obstáculo para la modernización y desarrollo guatemalteco. Fueron justamente elementos de estos debates, sobre el indio como problema, los que sirvieron para crear legislación, como la Ley Contra la Vagancia. Y hasta hoy estos estereotipos son utilizados en la academia, literatura, cine y publicidad. Así, en lo popular no se plasman las históricas tradiciones de luchas, organizaciones, resistencias o contradicciones de los indígenas.

Enterrada ha quedado nuestra humanidad siendo reemplazada por la identidad creada y asignada por el ladino. Por esto, es necesario hablar de representaciones. Porque el lente racista con que se nos asume trasciende pueblos, ideologías, clase y género. Y ni la “izquierda solidaria” escapa, allí también florece el racismo, los prejuicios y el privilegio. Así, los límites raciales en Guatemala son difíciles de traspasar.

Precisamente, en Nómada (13.07.16) el reconocido intelectual, Edelberto Torres-Rivas al preguntarle ¿qué significaba crear pensamiento político en Guatemala? Respondió: “ser capaz de explicar el problema indígena. […] que haya pensamiento sólido que explique cómo los rasgos coloniales se mantienen, cómo pueden ser superados y cuáles son las medidas que hay que tomar para que los ciudadanos indígenas sean, efectivamente, ciudadanos e indígenas”.

Es decir, el lenguaje de la revolución y del cambio fue y continúa siendo una construcción mestiza que define el papel del indígena hoy y en el futuro de Guatemala.

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

María Aguilar Velásquez
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