Siempre te recordaba,
mas, estaba tranquila;
nuevamente me has llamado,
y el cerebro grita que me niegue
mientras que el corazón,
en segundo plano,
también me grita que regrese.
Trato de actuar maduramente;
como si todo esto fuera pasado para mí,
mas, no es posible; no soy fuerte como luzco;
sólo el encuentro me puede ser fatal.
Me has hecho falta, es verdad, no te lo niego,
y hoy he caído en la inmensa tentación
de acudir a discutir la conveniencia
de reiniciar lo que truncado se quedó.
Cada día estaba más tranquila;
tu llamada ha renovado la emoción
que sentía por venir a encontrarnos
¡Cuando cualquier pretexto era bueno para mí!
Aún no era tiempo para haber concluido
el proceso necesario para superar esta adicción;
¡qué mala suerte, el proceso se ha interrumpido!
anduve un paso y, ahora, he retrocedido tres.
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