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Con profunda y desagradable  sorpresa me he enterado  que el día 4 de junio en una asamblea o reunión  de trabajadores  de FLACSO Guatemala, el Mtro. Edmundo Urrutia se permitió hacer acusaciones verbales contra mi persona.  Estas acusaciones han sido puestas por escrito en un documento  llamado “Mi participación en la crisis de FLACSO». El documento no está dirigido solamente contra mí, sino también contra el actual Director de FLACSO Guatemala, Dr. Virgilio Álvarez  y contra la parte mayoritaria del Consejo Académico que adversó su eventual candidatura. También va dirigido contra una buena parte de los investigadores, investigadoras, trabajadores y trabajadoras así como estudiantes que conforman  a la comunidad de FLACSO Guatemala. Con ese documento queda demostrado que si alguna vez se pensó en él como alguien que condujera los destinos de FLACSO Guatemala, tal idea era profundamente equivocada. Lamento por otra parte que con su ataque público, el Mtro. Edmundo Urrutia destruya una relación  de amistad y familiar de más de cuatro décadas. Si hubiese escogido una vía personal, hubiese viajado a Guatemala a dialogar con él y tratar de llegar a un arreglo con respecto a sus agravios.

Advierto en texto del Mtro.  Urrutia un espíritu ajeno al diálogo constructivo y sereno. Es simplemente una explosión emocional  en la que el que la suscribe se presenta como víctima de una malévola conjura en la que habría participado el Director de FLACSO, una parte del Consejo Académico, el Consejero a título individual, y todos aquellos que lo han adversado.  Está animada su misiva de  un espíritu que no le sirve para nada a FLACSO Guatemala en el contexto de la crisis en que la sumió el gobierno de Guatemala, con la decisión de retirar de manera intempestiva y abrupta su apoyo a la candidatura del Dr. Oscar López Rivera a  la dirección de la sede en Guatemala.

En aras de dejar clara mi participación quiero hacer una breve relación del papel desempeñado  en toda esta crisis observada entre el 24 y 31 de mayo del presente año. Buena parte de mi conducta ustedes lo conocen pues he enviado a la Comunidad de FLACSO en Guatemala un informe de mi desempeño como Consejero a título individual y que está fechado en Quito, el 1 de junio de 2012. De esta manera me referiré solamente a los aspectos que ha tocado el Mtro. Urrutia.

Esta historia comienza el jueves 17 de mayo de 2012 en la tarde cuando me llamó a mi residencia el Dr. Virgilio Álvarez Aragón, para decirme que el gobierno de Guatemala había retirado el apoyo a la candidatura del Dr. López Rivera y estaba proponiendo al Mtro. Carlos Cáceres Ruiz. A pesar de la enorme amistad que me une con el Mtro. Cáceres pude advertir como todos que esta decisión afectaría profundamente a FLACSO Guatemala. Se inició entonces un enorme intercambio de misivas con el Director de FLACSO-Guatemala y diversos miembros del Consejo Académico, para ir definiendo estrategias para enfrentar la crisis. Como Consejero a título individual estaba convencido de que debía participar en las acciones que debían conjurar la crisis desatada. Mi conducta estuvo normada por mi oposición a una actitud intervencionista del gobierno.

Envié varios de esos correos al Mtro. Edmundo Urrutia y nunca recibí respuesta de ellos, lo cual me dejó una sensación de malestar. En Quito se lo expresé de manera franca. Me hubiera gustado recibir su opinión sobre todo esto pues lo identificaba como parte de la gente que conducía a la institución.  Me di cuenta que el Mtro.  Urrutia no estaba involucrado de lleno en la inquietud que afectaba cada vez más a FLACSO Guatemala. Debo decir que en los días siguientes y hasta el 31 de mayo en efecto tuve un activo intercambio de opiniones con el propio Dr. Álvarez y otros miembros del Consejo Académico para orientarme en mi conducta a seguir. Hoy el Mtro. Urrutia presenta ese intercambio, que seguramente estaba intervenido y él ha recibido información de dicha intervención, como el envío de informes secretos, ocultos, propios de un conjurado. En efecto tuve este intercambio porque era necesario tenerlo para contar con información, proponer soluciones, escuchar opiniones. Este intercambio incluyó al propio Mtro. Urrutia  en los días en que estuvimos en Quito.

El 23 de mayo cuando sucedió la notificación verbal de parte de la cancillería con respecto al retiro  del apoyo al Dr. López, acongojado recibí la noticia por parte del propio Dr. Álvarez. Me dijo que  se estaba pensando en proponer como Director interino al Mtro. Urrutia. Al día siguiente  24 de mayo, me llamó de nuevo para decirme que  había decidido proponerlo como Director definitivo. Ajeno a la vida cotidiana de FLACSO accedí darle el voto de confianza y hacer votos porque esta decisión tuviera el consenso necesario. No fue así. Pensé que la decisión era problemática porque el Mtro. Urrutia ha sido una persona controversial en el seno de FLACSO Guatemala. Su desempeño como coordinador del posgrado ha sido visto como indolente y poco comprometido. Hay otras críticas que se  le hacen que no quiero repetirlas pero que se han esparcido en el contexto de la crisis actual. Aun así, en el contexto del intercambio epistolar que ahora sataniza el Mtro. Urrutia, me permití hacerles llegar a los integrantes del Consejo Académico mi opinión de que debían hacer a un lado sus animadversiones y negociar con él  una salida. Estaba convencido ya que mantener la candidatura del Dr. López terminaría en lo que de todos modos terminó: el Secretario General nombraría un delegado quien no se sabía, no se sabe, quien sería. Pensé que era mejor apoyar a alguien conocido y llegar a un acuerdo con él. La parte mayoritaria del Consejo Académico no estuvo de acuerdo con ello y el resultado fue una nominación que adolecía de defectos y que por ello fue finalmente rechazada por el Secretario General de FLACSO.

Llegué a Quito el 27 de mayo convencido de que la posible elección del Mtro. Urrutia como nuevo Director de FLACSO podía ser un mal menor. Estaba siendo profundamente adversado en el seno de la sede Guatemala y ese rechazo comprendía a una buena parte de académicos, trabajadores y estudiantes. Pese a que entendía los fundamentos de tal rechazo,  confiaba en  que por ser parte de la sede, por ser conocido de todos nosotros desde hace muchos años,  podría mantenerse un diálogo y una negociación que le dieran estabilidad a la institución. Desde  el día siguiente de mi llegada el Secretario General me indicó que el Mtro. Urrutia no podría ser electo Director. Pero que cabía la posibilidad de que fuera nominado como delegado del Secretario General. Y en base a esa posibilidad mantuve el diálogo con él con miras a llegar a acuerdos. Mi intención era  ser intermediario entre él y los que lo adversaban y por ello mantuve correspondencia con todos ellos.

Tuve varias sorpresas en el diálogo con el Mtro. Urrutia. El martes 29 que apareció en la sede de la Biblioteca de FLACSO, llegó a decirnos enfática e irrevocablemente al vice canciller Iván Espinoza y a mí que renunciaba a cualquier nominación porque estaba siendo linchado. Me preocupó grandemente el exabrupto y le expresé que debía serenarse y me ofrecí como intermediario para buscar una solución. En la tarde de ese día 29, en  el lugar donde sirvieron el almuerzo, después  de una breve conversación con el Secretario General, el Presidente del Consejo Superior, el vice canciller y otra persona más, me llamaron  para decirme que el Mtro. Urrutia había aceptado ser el delegado de la Secretaría General. Me sorprendió notablemente pues  bastaron 20 minutos de conversación  para cambiar una decisión que parecía irreversible. Al notar mi sorpresa el Mtro. Urrutia me llevó aparte y me dijo que probablemente yo no sabía que el Director de FLACSO había montado una empresa privada que vendía servicios  a la misma FLACSO de la cual  se iba a ser cargo una vez dejara el cargo. Me desagradó profundamente la aseveración y reaccioné en consecuencia. Acto seguido me dijo que el Dr. Álvarez estaba actuando con una “doble agenda”, que por eso le había propuesto ser candidato, y luego había hecho mal las cosas para que todo estuviera resultando como estaba resultando: lo había sacado de FLACSO cuando había una asamblea el mismo viernes 25, había hecho mal el acta del Consejo Académico a propósito. Advertí en el Mtro. Urrutia  una seria inestabilidad emocional que le estaba haciendo cometer graves errores de percepción.

Fue este un desacuerdo grave entre nosotros. Percibía al Dr.  Álvarez pagando el costo político interno por una decisión apresurada que había roto la unidad interna de FLACSO, que había fracturado al Consejo Académico y ahora observaba a la persona que él había pensado como sustituto del Dr. López, atacándolo sin fundamentos. El Mtro. Urrutia  en su documento  apela en varias ocasiones a la ética. Lo que yo percibí en él en ese momento fue una enorme deslealtad y una enorme ingratitud. Una actitud ajena a la ética con respecto a una persona que le abrió un espacio en FLACSO y le dio trabajo. Me inquietó aun más que me dijera que en caso él fuera el delegado habría personas que se tenían que ir inmediatamente de FLACSO. Cuando estuviera afianzado ya como Director se tendrían que ir otras más. No pude sino pensar que probablemente me estaba equivocando al darle el beneficio de la duda al Mtro. Urrutia. Lo que siguió esa tarde  ya lo he relatado en mi informe como Consejero a título individual: mi  intervención en el Consejo Superior dedicada a resaltar  cómo la candidatura del Dr. López había cumplido con todos los requerimientos y cómo el gobierno había procedido impropiamente al hacer un retiro sin fundamento del apoyo que inicialmente le había otorgado. Cumplí con esto al llevar al Consejo Superior la voz de la indignación  pese a las presiones que sufrí para no hacerlo.

El Mtro. Urrutia ha dicho que mi cometido fundamental fue presionarlo para garantizarle impunidad al Dr. Álvarez. Miente el Mtro.  Urrutia al restringir mi actitud a la defensa del Dr. Álvarez. Al día siguiente, 30 de mayo,  me expresó que lo había pensado mejor y que le había enviado una carta al Dr. Álvarez, a la sazón ya de regreso  en Guatemala, para expresarle gratitud, amistad y lealtad. Lo hizo a la hora de la comida en presencia de los funcionarios de la  cancillería. Los funcionarios veían positivo esa actitud  porque al parecer eran conscientes de toda la crisis que se había desencadenado y buscaban acuerdos que la resolvieran.  Después de que dichos funcionarios se retiraron, el Mtro. Urrutia y yo imaginamos acuerdos en la eventualidad de que él fuera el delegado. Acuerdos que se podrían proponer a la parte de FLACSO y del Consejo Académico que lo adversaba y que iban mucho más allá de “darle protección” al Dr. Álvarez Aragón. Estos acuerdos eran: a. Garantizar la autonomía e independencia crítica de FLACSO b. Abandonar cualquier intención  de vendetta y cacería de brujas. c. Propiciar una salida digna al Director saliente, Dr. Virgilio Álvarez Aragón. d. Darle continuidad a los proyectos en curso en FLACSO.  Dicho sea de paso, es de una desmesura increíble el que el Mtro. Urrutia diga que yo me comprometía a bajar el nivel de la protesta en Guatemala: no la estaba ocasionando yo  ni la dirigía. Mi único compromiso fue actuar como intermediario entre las partes para que se realizara  un dialogo constructivo.

Mi buena voluntad continuó ese día 30 de mayo  en la tarde. Me entrevisté en Quito con un integrante del Consejo Académico de FLACSO Guatemala y le hice un recuento de mis gestiones y de los acuerdos que teníamos con el Mtro. Urrutia. Incluso le expresé la posibilidad de un encuentro entre él y el Mtro. Urrutia,  por lo menos para acordar una agenda que permitiera la reconciliación. Tal reunión ya no se dio pues el integrante del Consejo Académico considero que podía ser mal interpretada y que en todo caso sería mejor que se realizara en el caso de  que el Mtro. Urrutia fuera designado delegado. De todo esto, con igual transparencia le informé al Mtro. Urrutia.

Al día siguiente, 31 de mayo,  en el seno de la Asamblea General Ordinaria de FLACSO pude darme de nuevo cuenta de la volubilidad y deslealtad del Mtro. Urrutia. Un integrante de FLACSO Panamá me abordó para decirme que tal como decía Edmundo Urrutia, “el responsable de toda esta situación era el Dr. Virgilio Álvarez por entrar en colisión frontal con el gobierno”. Le expresé al Mtro. Urrutia mi desacuerdo con que estuviera esparciendo esta versiones que exculpaban el papel intervencionista del gobierno de Pérez Molina. Me respondió negando que hubiese aseverado lo que le reclamaba, pero agregó que él consideraba que todo lo sucedido era “una responsabilidad compartida” entre el Dr. Álvarez y el gobierno. Me reprochó que en mi intervención en el Consejo Superior no hubiera responsabilizado al Dr. Álvarez Aragón  por lo sucedido. Me di cuenta que tenía diferencias profundas con el Mtro. Urrutia, su versión del conflicto es similar a la de “la teoría de los dos demonios” cuando se habla del genocidio en Guatemala. Aun así le pregunté si todavía seguíamos en los acuerdos a los que habíamos llegado. Me respondió que sí. Ahora sé por lo que él mismo confiesa en su carta, que desde la comida con los funcionarios de la cancillería,  pensaba que esos acuerdos eran letra muerta.

El Mtro. Urrutia ha dicho que fui a Quito con una agenda oculta. Miente de nueva cuenta. Mi agenda fue muy clara: buscar una salida concertada para la crisis en que fue sumida FLACSO. Fui a Quito dándole el beneficio de la duda al Mtro. Urrutia. La amistad y relaciones familiares durante más de 4 décadas, me hicieron hacer a un lado los informes que había recibido con respecto a que él  venía fraguando una candidatura alterna desde meses atrás. Fueron esos antecedentes los que me hicieron descartar la idea de que su eventual candidatura, propuesta en el contexto golpista, era la continuación del intervencionismo gubernamental por otros medios. Si yo hubiese  tenido una idea fundada de que era la carta oculta del gobierno de Pérez Molina, no hubiera hecho todas las gestiones que hice. Todavía ayer hice lo que he venido haciendo desde días atrás: expresándole a las numerosas personas que me lo han preguntado que no tenía motivos para suponer tal cosa.

Para finalizar, quiero expresar que considero este desencuentro con el Mtro. Edmundo Urrutia como algo que no es personal. Es producto de concepciones diametralmente distintas con respecto a la ética y las lealtades personales. Solamente desde una perspectiva desleal y policiaca se puede imaginar que yo grabara todas las conversaciones como me acusa, probablemente pensando desde la lógica aprendida en su paso por la Secretaría de Asuntos Estratégicos. Miente una vez más el Mtro. Urrutia. Lo único que fue grabado por mi persona fue mi intervención en Consejo Superior y el tratamiento del punto relativo a la elección del Director de la sede. También mi desencuentro con el Mtro. Urrutia es producto de concepciones diametralmente opuestas de la relación con el poder y la visualización del gobierno actual. No hay en toda su lamentación una línea referida al contexto en el cual se ha producido el golpe intervencionista en FLACSO: un gobierno autoritario con afanes intervencionistas que ha cooptado a la oficina del Procurador de Derechos Humanos, que ha disuelto el Archivo de la Paz y ahora ha desestabilizado y lesionado profundamente a FLACSO Guatemala.

Por fortuna  no me rodea un aurea de desprestigio, indolencia e ineficacia. Los que me conocen saben de mi honestidad. Dice el Mtro. Urrutia que a veces la tragedia envilece a algunas almas. Yo le respondo que a veces no es necesaria la tragedia para dicho envilecimiento. Basta con que como confiesa el Mtro. Urrutia le sucedió a él,   “la tentación del poder” provoque la  abdicación de los  principios.

Puebla, 6 de junio de 2012.
A 32 años del asesinato de mis padres.

Carlos Figueroa Ibarra
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