Estamos en las fauces de una dictadura que acrecienta su potencial de represión y censura.
María Aguilar
Con cada día que pasa dentro de la crisis política -creada por los sectores que luchan por mantener sus privilegios e impunidad y un dictador atrincherado, quien, si la justicia funciona, su futuro será junto a su familia en la cárcel-, Guatemala y sus verdaderos ciudadanos, esos que viven en la pobreza y pobreza extrema, los que sostienen los ingenios y las fincas, los que viven de recolectar diferentes tipos de basura, los que atraviesan horas para trabajar en zonas afluentes solo para volver a barrios plagados por la violencia, son quienes pagan con sus vidas el sostener la economía nacional.
Pero, ¿cómo salir de la crisis en la que nos han hundido? ¿Cómo lograr una unión real? Especialmente cuando el nivel de ego en ciertos sectores y personajes de izquierdas es no solo vergonzoso, sino también uno de los principales obstáculos a una articulación real y contundente? Además, ¿Cómo lograr alianzas con sectores centristas cuando la historia deja en evidencia la manera oportunista en que estos grupos buscan alianzas con las elites, que son parte del problema?
Dado los niveles de corrupción y los tentáculos de las elites políticas, militares, económicas y del narco, más los problemas de inequidad y racismo, este último un tema que Guatemala se niega a abordar ¿qué alternativas de nación o soberanía son posibles?
Estamos en las fauces de una dictadura que acrecienta su potencial de represión y censura. Y es además, un momento de hipocresía de la clase política, elites, sectores de la comunidad internacional y de los proyectos nacionales que se han quitado la careta. Por ejemplo: ¿Por qué frente a la crisis que atraviesa Centroamérica la Fundación Esquipulas, encabezada por Vinicio Cerezo no se ha manifestado?, ¿Por qué la OEA obsesionada con Venezuela no se pronuncia sobre la situación de Guatemala? o ¿Por qué Estados Unidos, que dice preocuparse por la inestabilidad política, migración y trasiego de drogas, permite la estadía en el poder de criminales, sumado a su embajador permanentemente ausente, que emite un débil comunicado?
No sé cuánto tiempo tendremos que esperar para ver un país distinto, pero el poeta y Premio Nobel de Literatura irlandés, Seamus Heaney, nos dijo:
La historia dice que no hay esperanza en este lado de la tumba.Pero entonces, una vez en la vidala ansiada marejadade la justicia puede surgiry la esperanza y la historia riman.Así que espera un gran cambio de maren el otro lado de la venganza.Cree que otra orillaes accesible desde aquí.Cree en los milagrosy curas y pozos curativos.
Así que, levantémonos, creamos, luchemos y resistamos para hacer coincidir ese momento, en que la esperanza y la historia rimen, para que la justicia pueda surgir, no por nosotros, sino por los que vienen detrás.
Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2019/01/14/reflexiones-sobre-una-crisis-eterna/]
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