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Rabbé: el señorón

Danilo Santos

Hace 151 años, en 1865, el actor Wilkes Booth asesinó al presidente estadounidense Abraham Lincoln en un teatro de Washington, D.C. La noticia tardó doce días en llegar a Londres. En 2001 la audiencia en tiempo real del segundo avión impactando una de las torres gemelas el 11 de septiembre fue estimada en dos mil millones de personas. La comunicación de masas en tiempos modernos es crucial para cualquier sociedad.

Dicho lo anterior, no podemos dejar pasar la manera en que los medios de comunicación influyen en la sociedad guatemalteca, especialmente en la rural, donde la penetración de la radio y la televisión abierta es muy grande. Si en opinión de McLuhan, los medios de comunicación electrónicos están creando lo que él denominó “aldea global”, los canales que han tenido el monopolio de la televisión abierta se han encargado de salvaguardar a Guatemala como una aldea.

La cobertura que dieron a lo sucedido en la Plaza con las sucesivas renuncias de Pérez y Baldetti, y ahora con las imputaciones al diputado Rabbé, deja al descubierto su sesgo y conservadurismo. La penetración que les falta la complementan con un grupo de emisoras de radio, en las cuales, particularmente en una de ellas, hemos escuchado defensas oficiosas del ex binomio presidencial, y al propio Rabbé despotricando contra los “señorones” de Guatemala, menos contra el “señorón” de su patrón.

Esta mancuerna ha sido utilizada como aparato ideológico del Estado, donde informar, educar y entretener no han sido prioridad, sino presentar los hechos como entretenimiento a conveniencia de sus intereses empresariales. El periplo judicial relacionado con financiamiento ilícito al Partido Patriota apenas empieza, ya veremos hasta dónde llega y cuáles serán sus alcances.

Mientras tanto, conscientes de la importancia que la sociedad guatemalteca brinda a lo publicado en cualquier medio de comunicación, ser responsables y honestos con los contenidos puede ser la diferencia entre una audiencia embrutecida o una realmente informada; no vaya a ser que el Sistema nos mate el país y nos enteremos cuando ya sea demasiado tarde, aunque la carnicería sea transmitida en tiempo real.

Esta mancuerna ha sido utilizada como aparato ideológico del Estado, donde informar, educar y entretener no han sido prioridad, sino presentar los hechos como entretenimiento a conveniencia de sus intereses empresariales.

Fuente: [http://www.s21.gt/2016/06/rabbe-el-senoron/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Danilo Santos Salazar