A veces quisiera odiarte:
y otras, quiero gritarte;
odiarte porque te quiero
o pedirte que tú me quieras.
«Te odio porque te quiero.»
Quiero gritarte, pero, no puedo.
Quisiera odiarte, pero, te quiero.
Nunca te pedí que me amaras,
y cuánto quisiera hacerlo.
No podía quedarme cerca
y ahora, lejos, me muero.
No quería marcharme lejos,
y, estando cerca, también me muero.
Dicen que las mujeres
el sexo débil formamos;
y yo siempre he estado en contra
de aceptarlo como algo cierto.
Pero, ahora con lo que pasa,
débil, muy débil me siento
y sólo quiero gritarte :
«Te odio porque te quiero», pero, no puedo.
Quisiera odiarte, pero, te quiero.
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