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¿Quién puede negarse a la poesía?

La poesía no es contaminación visual, es arte que nos enriquece y nos hace mejores humanos.

Marcela Gereda

La poesía, ese vasto infinito que nos acerca a los otros, ese puente que cruza un espejo para volver más amable y soportable la existencia humana, sigue siendo negada, perseguida y apaleada en esta sociedad construida sobre bases colonialistas barrocas de telarañas y polvo.

Sí, es cierto que acaso sea ingenuo y hasta romántico esperar que las autoridades públicas fomenten, protejan y reconozcan el arte (como dice la Constitución), pero de eso a oponerse y amenazar con demandar por la poesía, hay un largo como indignante y ridículo trecho.

Se cumplen 33 largos años desde la desaparición forzada del escritor, poeta y humanista indígena Luis de Lión a manos del Ejército guatemalteco. Ese lúcido poeta, profesor rural, el catedrático universitario, el padre, el amigo del pueblo y de la justicia dejó un legado de poemas y cuentos que acaso contienen la llave para humanizar a esta sociedad cada vez más salvaje y deshumanizada.

A este poeta al que el Estado le quitó y negó la vida, ahora las autoridades públicas de La Antigua le quitan la posibilidad de dejar sus poemas en las calles. El gobierno de Berger pidió perdón en nombre del Estado, pero ahora hay que darle resarcimiento literario, es decir publicar y difundir la obra de este poeta y alfabetizador desaparecido y expulsado del tiempo a manos del Estado.

Conmemorando a este poeta de cuya obra se desprende un manantial de códigos o pasadizos secretos que nos revela tal cual somos como sociedad, en el marco de los 22 días de las jornadas de Luis de Lión organizadas por el Proyecto Luis de Lión y ediciones Del Pensativo, y dentro de esta intensa acción poética, un colectivo de jóvenes artistas vistió con versos y poesía de Luis de Lión, algunos muros y paredes abandonadas de la ciudad colonial. No se tocó en ningún momento monumentos históricos de la ciudad.

Ante esta acción de expresión artística, las autoridades municipales respondieron con una ofensiva carta a la hija del poeta Mayarí de Lión acusándola de demandarla en caso de que ella no retirara la poesía de las calles.

Primero, Mayarí de Lión no fue quien colocó los empapelados de poesía.

Segundo, la técnica del empapelado es arte efímero y se hace en todas las ciudades modernas del mundo, incluso en aquellas que son Patrimonio de la Humanidad, como por ejemplo, París o Toledo, en donde hay más apertura a la diversidad de expresiones artísticas, una vez estas no sean expresadas en monumentos históricos. Los empapelados son inofensivos, arte efímero como las alfombras de Semana Santa.

Tercero, con esta acción poética no se dañó en lo absoluto el Patrimonio de La Antigua.

Cuarto, ¿cómo así de que se prohíbe y persigue la poesía pero se le da lugar a la publicidad que si es contaminación visual ofensiva de banderines de cerveza Gallo, Pepsi, Banco Industrial, TIGO, Claro, etcétera?, ¿no cree amigo lector que sería más bonito tener fragmentos de poesía que los logotipos de Gallo y TIGO vistiendo la ciudad?

¿Cómo así de que aquí se margina y persigue la poesía pero no a los ladrones que se entraron la semana pasada y la anterior a renombrados restaurantes y comercios?

¿Cómo así que en esta ciudad empedrada y barroca en su forma de ser se mandan a quitar versos, pero que sean bienvenidas las empresas inmobiliarias y bienvenida la deforestación del Cerro El Cucurucho?

¿Cómo así de que este Valle de Panchoy está repleto de basureros clandestinos, no tiene plan de manejo de desechos pero si un plan inmediato e intimidante para hacer retirar la poesía de las calles?

¿Cómo así de que la Municipalidad de Antigua no apoya la vida cultural ni genera agenda cultural pero amenaza con demandar a Mayarí de Lión? En otras palabras, solicita que en las calles de esta ciudad no haya expresión artística que nos alimenta el espíritu?

Pareciera que las autoridades desechan –o ignoran– qué es el arte y la función que tiene para el desarrollo humano de una sociedad. Este episodio me hace recordar hace unos años que había una chica japonesa cantando junto a la fuente de las sirenas del parque, y la Policía le llegó a decir que estaba prohibido cantar ahí. ¿Prohibir la expresión artística?

Cuando los poderes abiertos y ocultos de la negación guatemalteca intentan borrar el arte y la memoria histórica, marginar, esconder e invisibilizar la poesía, su voz será recordada por nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Solo un loco insensato e insensible se puede oponer a la poesía que enriquece las calles de una ciudad. La poesía no es contaminación visual, es arte que nos enriquece y nos hace mejores humanos.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2017/06/12/quien-puede-negarse-a-la-poesia/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Marcela Gereda
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