Que Dios agarre confesada a la Academia Guatemalteca de la Lengua

Carlos López

Acostumbrados a un mundo cada vez menos sensato, en donde lo que prevalece es el envilecimiento, los refugios contra la barbarie son cada vez menos; uno de ellos era la Academia Guatemalteca de la Lengua (AGL), hasta que hace pocos días fue tomada por asalto por la iglesia católica encabezada por Gonzalo de Villa y Vásquez —insondable personaje de la vida religiosa y política del país— nacido en España, activista de Provida (inconcebible contradicción de alguien que no es capaz de engendrar vida).

De Villa y Vásquez ha estado toda su vida al servicio de la teología. En su ficha curricular no aparece ningún dato sobre su trabajo literario, filológico, creativo; ni siquiera un artículo relacionado con el lenguaje ha escrito; no ha publicado libros ni ensayos; es decir, no tiene ningún mérito para ocupar el cargo de director de la AGL. Su imposición mediante una amañada elección (que no fue tal, pues no se presentaron planillas para elegir), obedece a la voracidad de los religiosos, que despojan hasta a los miserables de lo único que poseen a veces, su dignidad. También, a la neoconquista española que nunca ha cesado.

El flamante sacerdote antepuso un viaje al Vaticano antes que atender de inmediato el traspaso de mesa directiva. Por otra parte, para atender los asuntos de la AGL deberá renunciar al cargo de arzobispo metropolitano de Santiago de Guatemala, pues en ambos puestos se requiere a alguien de tiempo completo; a no ser que, como acostumbra, ponga a sus asistentes a resolver los asuntos que le competen a él y sólo sirva de ornamento.

Se ve sombrío el futuro de la AGL. Es urgente una revisión de sus estatutos, pero más que eso, es impostergable un replanteamiento de sus actividades, en las que no cabe la palabra de Dios, pues ésta ha hecho mucho daño a la humanidad. Para darle esplendor al idioma español y preservarlo están los creadores. Los curas, para enajenar y engañar, para someter y obtener beneficios de la palabra «divina».

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