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Poesía, enemiga pública

Lucha libre

Lucía Escobar

Durante 22 días, la apolillada y ultra religiosa Antigua Guatemala vivió un poco de acción poética cuando un colectivo de jóvenes artistas engalanó y empapeló con versos y poesía de Luis de Lión, varios muros, puentes y paredes abandonadas de la ciudad colonial.

Los versos fueron diseñados por artistas emergentes y fueron escogidos entre la vasta y diversa obra del poeta originario de San Juan del Obispo. Los empapelados guardaban una línea estética y fueron colocados en lugares muy bien pensados, donde no se veían mal, sino lo contrario, conferían mayor belleza a la naturaleza muerta de esta ingrata ciudad.

La técnica del empapelado es inofensiva, es arte efímero, como las alfombras religiosas. Con un par de lluvias desaparece por completo, antes de haber dañado algún patrimonio. En todo caso, visualmente no contaminan como la multitud de vallas publicitarias ilegales que abundan en toda la bajada de Las Cañas y que, esas sí, tapan los hermosos volcanes y distraen la vista.

Pero por increíble que parezca, la poesía sigue siendo altamente subversiva y perseguida. Con una absoluta rapidez, cuando ni siquiera habían terminado las Jornadas de Memoria dedicadas al poeta Luis de Lión (en las que por cierto no participó ninguna autoridad antigüeña), el conservador de la ciudad, Norman Alfonzo Muñoz, mandó una carta a Mayarí de León, directora del Proyecto Luis de Lión, invitándola a retirar los versos que “deterioran” la imagen urbana de la ciudad, y amenazándola con tomar las acciones legales correspondientes, si no lo hacía, (aúnque no fue ella la ejecutora de ese homenaje).

Indigna que no persigan así a las empresas que modifican radicalmente fachadas y arquitectura colonial en beneficio comercial. Indigna que las autoridades no se manifiesten ante las amenazas de deforestación en el sitio sagrado Cerro El Cucurucho a solicitud de la trasnacional TRECSA. Indigna ver las calles llenas de mierda de perro y a los caballos muriéndose en la vía pública. Indigna ver los pocos basureros que hay en Antigua Guatemala, todos los días rebalsados de basura. Indigna que existan más bares y discotecas que centros culturales y teatros. Indigna el poco interés de las autoridades por lo importante, por la palabra, el conocimiento, la poesía. Entristece ver tantos indigentes en los portales, orinando, comiendo, durmiendo, cogiendo y hasta cagando ahí. Pone como la gran diabla, que exista trata y explotación sexual de niños y niñas en pleno parque central, y que las autoridades de eso, si se hagan los de la vista gorda. Enoja cómo no hacen nada contra las telarañas de cableados que ocultan fachadas, cúpulas y cielos de esta ciudad que ha parido tantos buenos poetas, poetas que como Luis de Lión, Luis Cardoza y Aragón o César Brañas son ninguneados y olvidados por las autoridades.

Peleemos pues contra la poesía.

Mandemos contingentes de policía a machetear flores.

Arranquemos los versos de las paredes.

Sigamos así de ridículos.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/lacolumna/2017/06/07/poesia-enemiga-publica/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Lucía Escobar
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