Estuve tranquila
y no pasó nada.
La tarde era calma
muy clara y muy fría.
Te vi ahí sentado
y no pensé nada;
me acerqué sin dudarlo,
tú me diste el beso.
Un beso cortito;
un beso de amigos;
un beso que yo no intentaba
siquiera ofrecerte.
Hablamos de todo;
de todo y de nada;
y aún no comprendo por qué
la mirada me hurtabas.
Mis ojos van siempre
al otro cuando hablo;
te miran sinceros,
te miran directos.
¿Por qué tu mirada canela la lanzas
hacia cualquier lado que no sean mis ojos?
Hablamos de todo;
de todo y de nada;
y aún no comprendo por qué
mi mirada esquivabas.
- Y cómo no…, de Georgina Palacios - 4 abril, 2013
- Nostalgia, de Georgina Palacios - 3 abril, 2013
- La margarita, de Georgina Palacios - 3 abril, 2013
Comentarios recientes