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El silencio cerrado

Isabel de los Ángeles Ruano

Nadie abrió la boca
ni nadie dijo nada.
Y ese silencio, hermanos,
Nos ha vuelto culpables.
Nos quedamos callados,
ni una protesta
Ni una sola palabra
se pronunciaron.
Nada se dijo.
Y todos fuimos cómplices
de los canallas
Todos quedamos con las manos
embarradas de lodo.
¡Todos la violamos!
Todos le arrancamos
los pezones a mordiscos.
Todos le sorbimos la sangre
de los pechos ultrajados.
¡Cuando aún estaba viva!
Y es que la bestia anda suelta.
En todos los corazones.
Y ese silencio de todos
Es el silencio de la bestia saciada,
Es el silencio del culpable
de los complices.
Porque ahora todos
Somos los asesinos de
ROGELIA.