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Jaime Barrios Carrillo

El año de 1970 fue violento en Guatemala, como todos los años. El polaco Ryszard Kapuscinski, corresponsal experto en conflictos armados, llegó en abril para un reportaje sobre el asesinato del embajador de Alemania por un comando guerrillero bajo el mando de Percy Amílcar Jacobs Fernández. Percy era buscado, no solo por las fuerzas de seguridad de Guatemala, sino por la CIA americana debido al asesinato del embajador Gordon Mein dos años atrás. La CIA conocía las identidades del grupo guerrillero, como se desprende de un reporte desclasificado, enviado el 10 de septiembre de 1968.

Kapuscinski publica ¿Por qué mataron a von Spretti? donde expresa que en el país se lleva a cabo un cruel conflicto armado donde el Estado se ha convertido en una maquinaria mortal que viola sus propias leyes y ajusticia extrajudicialmente a miles de ciudadanos que pasan por interrogatorios con torturas y cuyos cuerpos nunca aparecen. Kapuscinski no defiende ni hace apología de los guerrilleros, sino intenta explicar las causas estructurales de la violencia.

El embajador Karl von Spretti fue secuestrado el 31 de marzo de ese año fatídico en la avenida de las Américas. Se exigió para su liberación que soltaran a 17 personas que estaban detenidas y estarían ligadas a las guerrillas. El gobierno de Méndez Montenegro se negó a la negociación aduciendo un principio constitucional: los detenidos estaban siendo procesados y no podía interrumpirse un proceso judicial. Sin embargo, en un documento rescatado del Archivo Histórico de la Policía AHPN se revela que el gobierno había dado una orden subrepticia de reunir a los presos pedidos en lo que parecía una intención, sin que se enterara la prensa, de realizar el canje exigido por la guerrilla. Entonces algo imprevisto sucedió.

Alemania, por su parte, pedía que se negociara con las guerrillas que ampliaron sus demandas con la entrega de US$700 mil. El Gobierno alemán estaba dispuesto a pagar y envía a un comisionado. Pero llegaría tarde.

Percy Jacobs había dado la orden de matar al embajador si la Policía intentaba rescatarlo. Lo tenían en una casita en San Pedro Ayampuc. La tarde del 5 de abril los encargados de la vigilancia percibieron un vehículo de la Policía que se acercaba a baja velocidad. Los nervios se confundieron con las órdenes y uno de ellos le pegó un tiro en la sien al embajador. La radiopatrulla siguió de largo sin percatarse nunca de que había estado a unos metros del secuestrado.

Percy Jacobs debió haber encolerizado. La muerte del diplomático echaba por la borda el canje de presos y la suma del rescate. Y él era ahora el enemigo número uno del gobierno, de la CIA y del servicio de inteligencia alemán. Además se ahondaban las diferencias con la organización guerrillera que había seguido los acontecimientos desde sus escondites de la selva petenera. Pronto llegaría la ruptura con Percy. Lo expulsarían. Lo declararían ladrón de recursos. Lo condenarían a muerte. Con unos pocos, que aún lo seguían fieles, huye del país.

La negación del Estado de derecho continuaba en los recintos del Cuarto Cuerpo de la Policía y en el terrorífico Cuartel General del Ejército. Ahí mandaban los hombres del coronel Arana, presidente electo. En especial Máximo Zepeda que dirigía los escuadrones de la muerte haciendo uso de recursos del Estado. Nunca se supo qué pasó con los detenidos que según el gobierno no podían soltarse por estar en juicio. Una estadística más de “desaparecidos” que se diluye en las tinieblas de la trágica historia del país.

¿Quién era Percy Jacobs? Todo indica que tendría entre 28 y 30 años en 1970. Habría sido hijo del agrarista llamado Percy Jacobs Meza, seguidor del presidente Juan José Arévalo. Su supuesto padre nació en 1906 en la finca San Antonio Palajunoc, en El Palmar, Quetzaltenango y falleció en 1956. Se sabe que Percy Amílcar fue un niño abandonado que creció en la pobreza y fue socorrido por una familia Morgan dueña de una carnicería donde aprendió el oficio. Era bien parecido y esbelto. Se recuerdan sus acciones donjuanescas. Se la pasaba en los billares donde tuvo contacto con el bajo mundo. Participó en un asalto a una gasolinera siendo detenido por la Policía y condenado a prisión.

En la cárcel le pusieron el apodo de Canción, que en jerga caló significa carnicero. Conoció a un militante de las guerrillas que también estaba preso quien lo reclutó para la organización. Al salir se incorporó a la lucha. En 1963 fue arrestado por “agitación”. De nuevo acusado a principios de 1966, esta vez de terrorismo. En la foto de un diario aparece saliendo de los tribunales bajo fuerte custodia. Los policías tienen expresiones agresivas, mientras Percy parece estar sonriendo. Después se esfuma de la vida legal. Incorporado al frente urbano como Ramiro Díaz, participa en acciones casi suicidas. Su valentía inexplicable y la capacidad de tomar riesgos inauditos le dan un carisma especial entre los guerrilleros y el comandante de las FAR Camilo Sánchez lo hace su lugarteniente. Cuando este es secuestrado por la Policía, Percy toma el mando de la organización.

Desde el asesinato del embajador norteamericano hasta la del alemán, Percy había realizado varios secuestros, incluyendo al canciller Alberto Fuentes Mohr y el diplomático norteamericano Sean Holly. Era el insurgente más buscado del mundo.

Escapa a El Salvador acompañado de Ricardo Arévalo Bocaletti. Ahí toman un avión a México a donde llega con el nombre de Abraham López Ramírez. En el Distrito se le ocurre poner una carnicería y alquila un apartamento. El negocio funciona, el Chiapaneco como se hace pasar, hace cortes que gustan a la clientela. Percy pensaría acaso en su pareja en Guatemala o en el niño de un año de ambos y en la posibilidad de una nueva vida. No sabía que sería imposible huir de su pasado.

Arévalo Bocaletti por temor a represalias en Guatemala manda a traer a sus hermanos menores Sergio y Juan José, este de solo 16 años. No estaban involucrados en la guerrilla.

Percy Jacobs nunca imaginó que la Dirección Federal de Seguridad DFS en México estaba en manos de la CIA. El jefe Miguel Nazar Haro era agente de la misma dentro del programa secreto “Litempo”. Se realiza una acción coordinada con el Ejército de Guatemala. Participa también el servicio de inteligencia alemán exigiendo represalias drásticas contra Percy y su grupito.

Desconocidos llegan a la carnicería y preguntan por él, pero no se encontraba en el local. Días después está destazando, y ha dejado su escuadra en una gaveta, cuando vuelven los hombres y lo capturan. Detienen también a los hermanos Arévalo Bocaletti. Son duramente interrogados. Se coordina con el coronel Máximo Zepeda la entrega de los prisioneros al Ejército de Guatemala. Es una operación ilegal entre varios países. El 15 de abril los medios dan la noticia de la caída en combate de guerrilleros muertos por el Ejército guatemalteco en Malacatán, entre ellos Percy Jacobs y los hermanos Arévalo Bocaletti, incluyendo Juan José de 16 años. Otro miembro del grupo es asesinado en El Salvador. La pareja de Percy emigra a Estados Unidos con el niño.

Diez años después el coronel Zepeda es acribillado por un comando insurgente. Se desarrollaba un nuevo ciclo guerrillero. En 1994, a tres años de la firma de la paz, un informe desclasificado relata que en la base aérea de Retalhuleu hay cementerios clandestinos y que prisioneros interrogados fueron tirados al mar por aviones militares. Se informa que el jefe de la base entre 1984 y 1986 había sido el general Héctor Gramajo. Este jefe militar se retiró a su finca en Santa Lucía Milpas Altas donde el 12 de marzo de 2004 murió atacado por un enjambre de avispas africanas. ¿Realismo mágico o trágico?

En 1991 el embajador Strook de Estados Unidos había dicho:

“Es importante que Guatemala tenga acceso al mercado de Estados Unidos pero aún más importante es respetar los derechos de los trabajadores como requisito para cimentar el desarrollo económico equilibrado de Guatemala, para lo que deben cooperar los empresarios”.

Y en 1999 el presidente Clinton manifestó su inconformidad con el papel jugado por su país en Guatemala. ¡Todo lo que ha pasado desde la muerte de Percy Jacobs! Medio siglo de sangrienta historia.

Fuente: [elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Jaime Barrios Carrillo
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