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Usted y sus patrones dan miedo, pero no el suficiente…

Danilo Santos

De generación en generación se nos ha hecho conocer la historia, transmitiéndonos desde los espacios de socialización y los aparatos ideológicos del Estado la imagen de aquello que nos han hecho querer como patria. Pero transmitir y “querer” esa historia no significa que sea justa, que sea la que los “antepasados” quisieron, o la que queremos seguir escribiendo con la pluma de otro.

Comprender el proyecto de desarrollo de las generaciones anteriores en Guatemala, es precisamente la razón por la cual debemos cambiar al país; porque luego de casi doscientos años, somos un país empobrecido, inequitativo, excluyente y racista. Nacimos como finca y seguimos siendo finca. Usted señor Morales, después de vender plátanos en el mercado debería saberlo, pero ha escogido el camino del servilismo y no el de la emancipación.

El legado de las Asambleas Nacionales Constituyentes desde hace 170 años sigue vigente, y es “por eso estamos hoy aquí”; jodidos, pobres y divididos. Hasta la fecha, jamás se ha considerado a los pueblos que integran la Nación, en las decisiones de los contratos sociales, y es una vergüenza que usted señor Morales, invoque a nuestros antepasados, porque por buenos que hayan sido los legisladores a través de la historia, lo que menos han tomado en cuenta es a nuestros antepasados y su cosmovisión. Los pueblos originarios nunca fueron libres, no celebraron nada en 1821.

No use la religión señor Morales, queda como un gran hipócrita, porque lo que menos hace es pensar en su prójimo, que es uno de los más grandes postulados del maestro de maestros que en más de una ocasión ha mencionado. Usted se agarra de la fe y la utiliza como la estrategia de Constantino para asegurar la paz, pero está logrando todo lo contrario.

Lo que ha unido “verdaderas marchas”, usted todavía no lo ha visto, pero está generando todas las condiciones para que suceda; porque a pesar del miedo que nos infunde con sus kaibiles y grandes demostraciones de fuerza, NO NOS CALLAREMOS ni caeremos en la trampa de la fe. Dios y Estado son dos cosas distintas. La fe es íntima y debe ser respetada, no manipulada. El Estado es precisamente eso “la cosa pública” y debe descansar en los valores democráticos y la ley.

Esta patria la fundó el criollo y él venido a menos está asustado porque siente que está a punto de perderla. La refundación del país hará que se vean verdaderas marchas, unas que realmente nos den libertad y fechas para celebrar a todos y no solo a unos cuantos. Es hora de una nueva Asamblea Constituyente, pero ahora, plurinacional.

Usted y sus patrones dan miedo, pero no el suficiente para no decir lo que se piensa y hacer lo que sea necesario para no volver a la muerte como solución de nuestras diferencias.

Llámeme sedicioso si quiere, pero que usted señor Morales diga estupideces permanentemente no hará que no nos demos cuenta de lo verdaderamente importante.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Danilo Santos Salazar