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Raúl Estuardo Rojas Velásquez 1984-2016

Te fuiste sin decir adiós, por eso, desconoces el vacío que dejas en tu familia.

Irmalicia Velásquez Nimatuj

El pasado martes, mientras presenciaba cómo sellaban tu tumba llegó a mi mente el recuerdo que te conocí antes de que nacieras. Llegaste cuando la guerra aún asfixiaba a Guatemala. Fuiste parte de una época de desgarramiento, que trajo dolor y frustración. Y que terminó delineando la rebeldía de tu generación. Fui testigo de cómo el tiempo, tu familia, los amigos y la música fueron marcando tu existir hasta convertirte en el hombre que eras: un músico, experto en informática, pero sobre todo en un joven amoroso.

Durante tu corta vida fuiste crítico de los patrones establecidos por la Iglesia, la Escuela, el Estado y todo aquello que minara tu espíritu crítico, creativo y libre. Pero simultáneamente cultivaste lealtad, sembraste amistad y creaste redes entre sectores diversos y totalmente opuestos del país. Llegué a admirarte porque de forma natural te despojaste de las máscaras hipócritas entre las que se mueve la sociedad quetzalteca y la guatemalteca en general.

La lección que me deja tu inesperada partida –provocada por la imprudencia de otros– es que la frontera entre la vida y la muerte es frágil, por eso, el tiempo en que tengamos vida debemos compartirla con las personas que nos aman y amamos, y huir de todo lo que atenta contra nuestro sentido de humanidad.

Te fuiste sin decir adiós, por eso, desconoces el vacío que dejas en tu familia, en quienes te amamos, en la porra de los Súper Chivos, en los amigos de Xela, en los de la capital y en todos quienes llegaron de varios lugares a decirte ¡hasta pronto!

Yo sigo aquí, pensando que hace apenas una semana estabas entre nosotros y que ese trágico accidente pudo haberse evitado pero de qué sirve pedir castigo para quienes son las y los responsables directos e indirectos de este absurdo desenlace, si ya no te veré más, si ya no te presionaré para que finalmente concluyas la tesis, sí ya eres libre.

Te lo dije y espero que hoy el viento te lleve mis profundas gracias por haber amado como amaste y cuidaste al ser más importante de mi vida. ¡Gracias por tu vida, siempre vivirás en mí!

Durante tu corta vida fuiste crítico de los patrones establecidos por la Iglesia, la Escuela, el Estado y todo aquello que minara tu espíritu crítico, creativo y libre.

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

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Irma Alicia Velásquez Nimatuj