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Orgasmos femeninos y políticos cavernícolas

Danilo Santos

Hace muchos años alguien me compartió una maravillosa conversación que tuvo con su abuela sobre el orgasmo, la anciana señora quería saber todo sobre la “petite mort” porque ella, a pesar de haber tenido una vida sexual activa hasta que murió el padre de sus hijos, nunca experimentó los espasmos propios del clímax.

Pareciera frívolo hablar sobre esto, más para quienes ven a las mujeres como “simples” dadoras de vida, “amas” (término por demás paradójico) de casa y por supuesto “costillas” o “ayudas” idóneas. Creo que las mujeres son mucho más que los roles que el patriarcado les ha impuesto a través de la historia y que los cavernícolas, especialmente políticos, siguen defendiendo. Así que de frivolidad, nada.

Hace poco, del otro lado del charco un eurodiputado polaco argumentaba que “las mujeres deben ganar menos porque son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes”. Por su lado, el ahora todopoderoso Trump escribió en su libro “Trump 101” que “las mujeres son, en esencia, objetos estéticamente agradables”. Otro político criollo ha afirmado que la discriminación positiva es un error y que la igualdad de participación sí existe.

El acceso a los recursos, el poder y la toma de decisiones no es igual para hombres y mujeres en casi todo el mundo, los tres ejemplos anteriores sirven para constatarlo y saborear la burda cosificación de la que son blanco permanente. En Guatemala lo podemos establecer a partir de las lamentables características generales de las mujeres, ya que de 15 millones de guatemaltecos casi ocho son mujeres; sin embargo, solo nueve son alcaldesas en las 338 municipalidades del país. En el Congreso de la República de 158 escaños solo 21 corresponden a mujeres. Lo anterior refleja una pírrica inclusión de un 3% en alcaldías y 13.3% en diputaciones. Por otro lado, solo 0.7% de las mujeres participan en puestos de dirección y gerencia; y por si esto fuera poco, por cada quetzal que recibe un hombre las mujeres perciben solo 0.78 centavos en promedio. El eurodiputado polaco estaría orgulloso de nosotros.

Podríamos abundar en datos, pero los anteriores sirven para explicar la exclusión de manera contundente. Prácticamente nos hemos erigido como los dueños de las mujeres, de sus vidas, úteros, sentimientos, derechos y claro, orgasmos.

Dicho sea de paso, la historia de la abuela que nunca tuvo un orgasmo, es urbana, capitalina, imagínense ustedes las abuelas indígenas, rurales. El 8 de marzo se nos queda chiquito frente a la realidad vergonzante de las mujeres guatemaltecas.

…Si ando tan errada; / Si tengo el camino tan perdido; / Por qué insistir en negar/ lo que no cuenta. / Por qué tú, desde el poder, / te ocupas en contenerme, / de acosarme, de acorralarme. / Por qué, si soy apenas nada. / Por qué entonces, / mis preguntas abren grietas. / Por qué si cuestiono yo, / tú y tus jerarquías remojan cimientos. / Por qué, si abro yo la boca, / tú tiemblas. (Fragmento, Desde la insignificancia. Patricia Karina Vergara Sánchez)

Ser mujer en Guatemala es ir dos veces río arriba, sin embargo hay ejemplos como los de las mujeres Molina Theissen y otras, que no cejan en la lucha por cambiar el país, especialmente las miserables condiciones en que sobreviven las mujeres.

El 8 de marzo se nos queda chiquito frente a la realidad vergonzante de las mujeres guatemaltecas.

Fuente: [http://lahora.gt/orgasmos-femeninos-politicos-cavernicolas/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Danilo Santos Salazar