Ayúdanos a compartir

Marchitando

Javier Payeras

Antes de ponerse el uniforme, antes de colocarse el gafete y lustrar el pin dorado que tiene en el saco, piensa: ¿será que esta es la vida que me imaginé como vida? Un pensamiento recurrente, una frustración que de pronto le asalta. Pero recapacita y se convence a sí mismo de que ya aceptó esta situación.

De un momento a otro se vio convertido en padre de familia. Un noviazgo breve que luego trajo un embarazo no esperado. Sí, sí, lo entiende, trata de entender, ya no puede hacer nada para cambiar las cosas. Usted no quería llenarse de deudas para pagar una casa tan pequeña en un lugar tan lejano. Usted no quería manejar ese carrito destartalado que se le queda tirado un par de veces por mes. Usted no quería que le pusieran este horrible uniforme que lleva puesto. Alguna vez usted quiso otra cosa. Ser una persona libre, vivir una vida más desahogada. Pero, ¡qué más da! Uno llega hasta donde puede. Uno vive la vida que puede, no la vida que quiere. Sería hermoso que la vida fuera como un disco dvd y darle rewind para devolverse a la juventud. Si eso fuera posible seguro que usted aceptaría con buen ánimo otro rumbo, uno distinto. Todos tenemos o tuvimos la capacidad de decidir. No sirve de nada lamentarse y volver a la casa rabiando contra la rutina y el cada vez más escaso salario que recibe. No sirve de nada culpar al mundo por el destino que usted construyó para sí.

Siempre algo se está marchitando y algo viene floreciendo: ¿Qué le aconsejará a sus pequeños hijos?, ¿qué les recomendará que hagan para ser libres y felices?, ¿cómo podrá evitar que ellos sorban el trago amargo de los sueños perdidos?

Fuente: [http://soledadbrother.blogspot.mx/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Javier Payeras
Últimas entradas de Javier Payeras (ver todo)