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La tecnología, el nuevo dios de la humanidad

Carlos Fuentes

(Quien tenga oídos que oiga.)

La sabiduría ha sido a través de la historia una fuente de poder: el deber ser. Las civilizaciones han evolucionado todas de sistemas teocráticos-políticos; siendo que la sabiduría como fuente de poder adquirió su mayor esplendor durante la edad media, con el poder casi absoluto de la iglesia católica, heredado del imperio romano.

Podemos afirmar que aquello que produce la sabiduría es la certeza, entendida ésta como el elemento mediante el cual el fenómeno consciente percibe y comprueba, la forma como se verifica la realidad objetiva, a partir de la praxis. (no quisiera extenderme sobre como se produce el fenómeno consiente a través de la certeza, para no desviar el tema, sin embargo, quisiera anotar que me encuentro escribiendo algunos ensayos que lo explican detalladamente)

Esta condición permite que el sistema consciente, requiera forzosa y necesariamente del empirismo de la ciencia, para que la información sea inteligible a la naturaleza humana, es decir; el ser humano requiere de la experimentación por medio de sus sentidos para construir la realidad, implicando que, lo que fenómeno consiente constituye, es una realidad subjetiva, un paradigma particular de los sujetos.

Por otra parte, podemos afirmar que en este mundo postmoderno, la sabiduría y la filosofía e incluso las religiones parecen ser cosa del pasado; las personas cada vez más obtienen su certeza de la internet como la única fuente de sabiduría. Aquello que se encuentra en el ordenador es considerado por los hombres y mujeres postmodernas como la verdad absoluta. Las personas interpretan como verdad absoluta toda aquella información que se obtiene de la internet o de la información mediática, sin que ello requiera de ninguna confirmación o medio probatorio por parte de la personas, e incluso sin tener que confirmar la fuente de tal información. Cada quien acepta como su verdad a cualquier otra verdad subjetiva, no por la calidad y la veracidad de la información, sino por la forma en que la misma es presentada; simplemente por provenir de la red. Es lo que podríamos llamar “la fe en el sistema”. Existe por lo consiguiente, cada vez más, un desprecio por la sabiduría, la filosofía, e inclusive por las religiones; motivado por un culto sobre dimensionado que se tiene por la tecnología.

De la misma manera, pero mas peligroso aún, este fenómeno postmodernista se observa en los medios de comunicación masivos:  los periódicos, las revistas y los noticieros de televisión. Me refiero a que es más peligroso aún, debido a que la información mediática constituye además un negocio lucrativo, con intereses particulares de ideologías sesgadas, que desean imponer masivamente el deber ser en las conciencias de las personas, así como al hecho de que los mismos son controlados por un pequeño grupo editorial y sus propietarios.

Esta condición postmodernista de la información, mediante la cual los seres humanos y la sociedad obtienen su certeza (el deber ser) de la tecnología, nos ha impactado tanto que la misma se está convirtiendo en nuestro nuevo Dios.

La internet se está transformando cada vez mas en una extensión de nuestras consciencias debido a que el ser humano requiere de la certeza para poder interaccionar de cualquier manera. Podemos afirmar que el ser consiente requiere de la certeza como un sustituto de los instintos primarios y que sin ella el hombre solamente podría interaccionar únicamente por medio de sus instintos; siendo que de esta manera la certeza se constituye en la información a priori del hombre. Adicionalmente podemos declarar que ésta condición tecnológica de la sociedad postmoderna, aunada a la educación controlada, heredada de la edad media, está ocasionando que los sistemas educativos estén colapsando, casi en todos los países del mundo. Consecuentemente, el ser humano, se hace cada vez mas, dependiente de la tecnología y de la internet.

Para terminar de agravar la situación, nos encontramos con un segundo elemento que está transformando a la conciencia humana: la publicidad. Paralelamente al fenómeno de la internet en referencia, las personas viven sus vidas influenciadas por la publicidad, la cual les indica a los sujetos permanentemente como realizar todos los actos de sus existencias, los sitios a donde debe ir, qué consumir, etc., y lo que es peor, les indica lo que está bien y lo que está mal, lo que tradicionalmente había sido derecho exclusivo de las ideologías, doctrinas, sectas y de las religiones.

La publicidad además les proporciona a los seres humanos la certeza sobre su consumo, utilizando a su vez este consumo como un medio eficaz que permite que las grandes mayorías no progresen, obligándolas a consumir más de lo que en realidad necesitan, como un instrumento económico regido por la ley de la oferta y la demanda para recoger el excedente de circulante en el mercado.

Dentro de éste contexto, Hollywood se ha constituido en el ideal del ser humano, el cual norma y modela la información a priori de las sociedades occidentales, habiendo sustituido ya a la literatura, por poner un solo ejemplo; por lo consiguiente Hollywood se ha constituido cada vez más en un eficaz instrumento del sistema para transmitir los nuevos valores, que constituyen la sabiduría y la certeza del hombre postmoderno, implicando esto que Hollywood se ha constituid, en la información a priori,  el deber ser que modela a la ética la moral y la política.

Otro de los factores que provocan las interacciones o las conductas de los seres humanos y que constituye un elemento constitutivo de la consciencia es las empatía o apetencias de las personas y las cuales constituyen al igual que la certeza, una extensión de los instintos. La eficiencia en la tecnología ha permitido cada vez más que la publicidad ejerza el control sobre todas aquellas apetencias que se registran en los sujetos consientes; a extremos tales que, por medio de los like, el sistema tiene centralizada toda la información consiente de los individuos.

Esta condición de la tecnología, de la información mediática y de la publicidad implica que estamos aproximándonos a lo que podríamos denominar un control total de la información de las personas, con el consecuente control sobre las conciencias de las mismas.

Dentro de este contexto podemos afirmar que la nueva religión, el nuevo Dios de la humanidad y la nueva verdad absoluta del mundo postmoderno es la tecnología. Resulta inevitable que en un futuro inmediato, inclusive la moneda, se digitalice para engrosar los atributos de el Dios tecnología (tecno-Dios) en un mundo en donde el éxito financiero es el nuevo paraíso, para de esta manera, convertirse la tecnología en el Dios supremo de la humanidad.

Esta condición que ejerce control de la publicidad sobre el mercado, conduce además irremediablemente a que los países subdesarrollados se encuentren condenados a producir únicamente commodities y que los mismos trabajen casi exclusivamente por la mano de obra (la maquila) para las grandes marcas, transformándose de ésta manera la tecnología en un instrumento postmodernista de colonización.

Nunca antes en la historia la humanidad había estado tan expuesta a un poder absoluto, en las manos de algunos cuantos, como el estado en que se encuentra la civilización en la actualidad, nunca en toda la historia la conciencia humana se había encontrado en un peligro tan grande. Los sabios y la sabiduría es cada vez más relegada y desplazada, al extremo que muchos filósofos y pensadores han referido que la filosofía está desapareciendo; siendo que las mismas, se consideran cosas del pasado y la humanidad entera parece adormecida. Las personas construyen sus propios mundos en la red ante la imposibilidad casi absoluta de poder hacerlo en la realidad objetiva, en una inmanencia propia de cada individuo, condenada a nunca poder alcanzar la plenitud humana.

Lo realmente preocupante es sin duda que mientras toda la humanidad duerme en su inmanencia, existen poderes fácticos que están tratando de controlar a las comunicaciones, la internet. Vemos como el gobierno de los Estados Unidos de América, por ejemplo, ha sido denunciado por el espionaje industrial y político, habiéndose entrometiéndose en la vida privada de las personas, sin que personalidades como la primer ministro de Alemania, Angela Merkel, puedan hacer algo al respecto, con el pretexto de que existen grupos terroristas amenazando a su poderoso imperio, ahora que ya ha terminado la guerra fría.

Debe tenerse en cuenta que esta excusa vertida por el sistema ante estos actos a todas luces inmorales, ha sido denunciada por diferentes actores de la vida intelectual, como provocada, alimentada y hasta financiada por ellos mismos, para ejercer el control de la población civil, la cual se encuentra indefensa ante tales atropellos y sin que pueda hacer nada al respecto.

A todo esto debemos agregar que es un hecho que la tecnología en los próximos años (no más de diez o veinte, según analistas tecnológicos) la internet, se encontrará implantada en nuestros cuerpos, constituyéndose de esta manera, en un verdadero sustituto de nuestra consciencia.

Por lo consiguiente, se hace urgente que los filósofos y pensadores de todas partes de la tierra comencemos a hacer consciencia del peligro en que nos encontramos, haciéndonos escuchar. Debemos exigir a nuestros lideres que se legisle y se deje muy claro, que la internet no debe ser manipulada por ninguna potencia ni grupo fáctico y que se creen los mecanismos que lo garanticen; de lo contrario, no podemos saber a qué nuevo Dios, o clase de Dios, estamos entregando las consciencias de nuestros hijos y de nuestras futuras generaciones.