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La Disco Rodante
(Cortejo en las Calles II)
Con media década a cuestas, los
ochentas corrían como una prisa desmedida para darle alcanza al 2000, que por
aquellos años parecía inalcanzable… Sextiando en el centro capitalino, se veía
a los muchachos, siguiendo el vaivén de las faldas escolares, que las colegialas
lucían con las media …s hasta bajo, para lucir la pantorrilla. Los muchachos
pelaban los ojos como carambolas y no se hacían bolas si una de esas doncellas
los mandaba a volar.

Durante el ciclo escolar de enero a octubre se veían
los grupos de jóvenes esperando el autobús en las esquinas, principalmente en
las horas pico después de cada jornada de clases, para la matutina después de la
una de la tarde y para la vespertina pasado de las 6 casi cayendo la noche.
Algunos abordaban el primer bus que pasara y los transportaba a su destino;
otros en cambio dejaban pasar bus tras bus sin abordarlo, como que si esperaran
a alguien que no terminara de llegar. Hasta que por fin el bus que esperaban se
asomaba, entonces un grupo de jóvenes corrían en estampida para abordarlo, hasta
que ya no cabía ni una pluma y los que no conseguían subir, esperaban hasta que
diera la nueva vuelta, lo cual lo hacía en poco más de una hora. A primera
vista, era un bus como otro cualquiera, de la empresa EGA, pero tenía sus
particularidades; el mentado bus siempre estaba bien pulido por dentro y por
fuera, pero eso no era su atracción, lo era el musicón que se podía escuchar en
el trayecto, a través de su potente, sistema de sonido y por supuesto la
posibilidad de conocer a otros chicos y chicas. Por ese tiempo dominaban las
estaciones de radio, el Grupo Whan, Boy George y su Cultere Club y por supuesto
El grupo Queen entre otros, en español El grupo Rana y su Socaribe, sin faltar
los eternos baladistas Camilo Sesto, Raphael, José Luis Perales, se empezaba
también a escuchar, uno de los primeros temas de Ricardo Arjona Déjame Decir que
Te Amo.

Chicos y Chicas de todos los institutos y colegios se veían
abordar dicho bus, que cada vez veía crecer su popularidad, que no paso mucho
tiempo para que otros dueños de autobuses copiaran aquel estilo de transporte
que los jóvenes adoraban. En el interior del bus se veía tapizado con tarjetas,
dibujos y calcomanías, así como corazones con los nombres de las nuevas
parejitas, que día a día se sumaban o que aquel bus había propiciado el
encuentro, que termino en noviazgo en alguna kermes o algún repaso que se
organizaba entre la muchachada que abordaba el mentado bus cuyo ruta era de la
Colonia al Centro capitalino vía anillo periférico y viceversa. Dicha modalidad
duro, hasta que la municipalidad capitalina, restringió la música en los buses
de trasporté publico dada las quejas de usuarios que aquello les resultaba
molesto o como decía la muchacha ¡Gente que no agarra la onda! Como dice aquella
canción: “Mirando en el cajón de los recuerdos, cualquier tiempo pasado nos
parece mejor…” Pero cada generación encuentra sus propias formas de expresión;
expresiones que los llenan de emoción cuando pasan los años y las
recuerdan.
Oxwell L’bu