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Santos Barrientos
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La transfiguración del tiempo en ideas subyacentes de la infraclase. El deseo incansable de la restitución de los Derechos Humanos (los hay en las peripecias de un destino infértil). Las estructuras ausentes de la función pública y la invención de un Estado liberal estamentario. Convierte la representación corporativista en una idea aparente, invertida, contradictoria, del Estado de Derecho.

Las exigencias por la invención del Estado democrático son antagónicas al ideario del derecho natural. Si nos situamos en las ciudades-Estado de la Antigua Roma pensamos en una pluralidad de intereses individuales donde elegir y ser electo fue una máscara social del verdadero poder (poder invisible). Se elegía al representante para abolir la esclavitud, pero al intentarlo en su contradicción se encontraba la misma. No existía derecho. Se mostraba una idea de representación que continuaba ausente en las estructuras Medioevales. En los modernos “Estados democráticos” no es distinta la concepción.

La moderna “representación” esclaviza la libertad con la incomunicación. El poder soberano se muestra en la mudez incontenible. El derecho común es el sometimiento virtual (humanos-objeto). La función social es figura singular del poder inmediato corporativista.

Se traza el camino a una forma inversa, ausente. No hay camino ni sentido solo una ruta inmoral y poco ética. Se atomiza las formas y se establece la llamada democracia moderna (representativa).

Se ha creado una historia humana con concepto de desprecio hacia los otros. No se ha logrado ser —en sentido extensivo— humano. La colectividad se opone al individualismo. La llamada colectividad es una palabra subversiva para quienes con el individualismo forjan la imposición.

El intento por afirmar los derechos comunes, equilibrados o expuestos, con la promoción gradual de los derechos fundamentales reconocidos con carácter universal. Conmueve a los más —los marginados— a establecerse en la ampliación panorámica de sus libertades —así, en plural; porque no ha existido a mediano plazo, como una realidad tangible, el reconocimiento de sus libertades.

La permanencia absoluta de un mal resabio antidemocrático o la existencia de democracia temporal —como ocurre— influye en la representación corporativista de la cosa pública. Adoptar el patrón democrático en su estado puro debe ser la constante. Y el reconocimiento de los derechos comunes, la función principal. No subsidiaria como se ha manejado.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Santos Barrientos
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