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Fuerza interna

Rolando Enrique Rosales Murga

Llegó la debacle. Una vorágine que me deja con la piel viva. Sólo queda no cejar, rearmarme, no dejarme amedrentar, que yo nunca he claudicado, me aferro de la orilla de la eminencia y con grandes dolores vuelvo a remontar. Mi voz no se quiebra aunque por dentro lleve un Prometeo encadenado, aunque en mi mente sostenga mi propio mundo como Atlas, con mi pasión que se arremolina en su bermeja esencia, con mi luz interna que se resiste a declinar. No voy a partir hasta que haya dicho todo lo que mi alma exuda, no me voy a rendir hasta cavar profundo en la Historia e hincar mis raíces, no quiero quedar en el olvido como un suspiro, ni dejarme arrastrar por la corriente. Mi luz incandescente iluminará aunque la quieran apagar en amagos de estulticia. Conocerán la pericia con la que defiendo la integridad de mi grupo. Jamás mi alma supo de temores, mi vida se enfrenta a la felonía y a la condición diaria de miedo y rebúsqueda del sustento, pero mi aliento me dice que dentro hay un pulsar que viaja constante por mi cosmos interno. No me voy a rendir hasta ver mis aspiraciones concretadas.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Rolando Enrique Rosales Murga
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